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ARTÍCULO PRIMERO

"El Scout cifra su honor en ser digno de confianza."

LA CUMBRE: EL HONOR

En la cumbre de todas las cosas que los humanos estiman, está el honor. El hombre que ha claudicado en su honor, ha claudicado en la dignidad humana; no merece ser llamado hombre, sino villano.

Se han confundido los conceptos de honor y honra.

La honra son las señales de estimación, de aprecio y reverencia que nos dan los demás. El honor consiste en la propia dignidad, en el propio valor de las personas sin atender a que éste sea conocido, apreciado y respetado por los demás.

Persona de honor es un ser de dignidad, de cuerpo entero, de una sola pieza, es el humano de virtud, de temple que prefiere la muerte antes de mancharse con alguna bajeza.

Hombres de honor fueron los héroes que para no manchar su nombre con la falta de lealtad para su Patria, se arrojaron al peligro y arrebataron la Victoria.

Hombres de honor fueron los mártires, quienes no se doblegaron ante las exigencias del tirano.

Personas de honor han de serlo los Scouts, quienes deben mantener bien alta su propia dignidad y nunca se permiten ningún acto, ni palabra, ni pensamiento que los deshonre.

Hombres de honor son los caballeros rectos, sinceros, leales y fieles a sus compromisos y deberes, a pesar de cualquier sacrificio, son de una sola palabra.

Personas de honor son los padres y madres de familia, que trabajan ardua y amorosamente para proporcionar, alimento, vestido y la educación adecuada a sus hijos.

El Scout no se fija en las alabanzas o en los vituperios, él obra por convicción, lo que él busca es su propio honor.

 

¿PERO QUÉ ES EL HONOR?

¿La estimación de los hombres acaso es el honor? No porque crean que somos algo, lo somos.

Aunque todos los hombres de la tierra nos dijeran que tenemos un centímetro más de altura no seríamos más altos.

En medio de la estimación y de la honra ha habido y hay hombres que tienen alma negra y sin valor. Nerón era estimado y alabado, pero aquel criminal que asesinó a su propia madre, tenía un alma ruin, no tenía honor.

 

¿LAS RIQUEZAS?

La vida de honor, que es una vida de grandezas, ni siquiera necesita de las riquezas. Estas son algo muy exterior que no afecta lo íntimo de nuestra personalidad, ni nos da alguna cualidad interior. Entre riquezas puede existir el alma ruin de un avaro o de un ladrón; éstos no tienen honor.

 

¿LA ROBUSTEZ?

La robustez de nuestro cuerpo, aunque es algo que afecta a nuestro ser, sin embargo no da directamente a nuestra personalidad la cualidad del honor. Por eso vemos que algunos atletas se ven abatidos por las adversidades, sin fuerza para resistirlas; su dignidad se derriba ante el dolor o la adversidad; su alma muchas veces no tiene la cualidad de virilidad, de integridad, de fortaleza y valor que designa esta palabra: honor.

 

¿LAS ALABANZAS?

Qué miserables aparecen aquellos hombres que por ganar la estimación y la reputación de los demás, trabajan y se sacrifican. Las alabanzas son palabras que vuela el viento, y sería una necedad obrar por una cosa tan vil.

Una reverencia de los hombres ¿Qué vale?, y sin embargo por ella algunos hombres necios se sacrifican.

Y qué decir de los que según ellos, por defender su propia honra, ¿Se baten en duelo? Acaso con la muerte de su contrincante se lava la mancha de su conciencia, si es culpable, o apareciera clara su inocencia, ¿Lo sería?

 

LA PROPIA DIGNIDAD

El honor es el culto a la dignidad de la propia excelencia. El honor, que es la grandeza y la hermosura del alma, consiste en ese temple, admirable de virtud interior, forja los caracteres, que hace a los hombres íntegros, de cuerpo entero, honorables en toda la extensión de la palabra, que hace que estimen su propia dignidad de humanos por encima de todo lo demás.

 

TRES MOTIVOS

Nosotros podemos movernos a obrar por tres motivos: nuestro propio interés, nuestro placer, el amor desinteresado del bien.

Las personas de honor no obran por interés, ni por placer, sino por amor desinteresado del bien.

Obrar por este motivo es lo que nos da la virtud interior, la grandeza del alma, el verdadero valor, nuestra propia dignidad.

El Scout obra por este motivo. No pretende que por su puntualidad lo admiren o lo alaben. No desea, al cumplir sus deberes, que lo estimen. No quiere, al ser fiel a su palabra, la admiración.

En su buena acción, en su servicio a los demás, no se fija en la retribución, él sabe que sus obras tienen un valor muy superior y prefiere que Dios se lo pague con la moneda que corre en la vida eterna.

En cuanto a la estimación, poco se fija en que lo alaben o lo vituperen; no se fija en los juicios de los hombres, sino sólo en el juicio de su jefe divino y Juez.

El Scout no actúa por placer; le guste o no le guste, esté cansado o no lo esté, él sabe que tiene que cumplir sus deberes y sus compromisos.

Asiste a las reuniones o excursiones o cumple sus demás deberes no porque le gusta, porque entonces cuando no se le antojara no los cumpliría; él obra porque es su deber, por convicción.

Este modo de obrar es el que nos da la verdadera grandeza del honor, lo que ha hecho a los verdaderos caracteres, a los hombres que han valido algo en la vida, y hasta a los héroes.

 

HONOR - CONFIANZA

Así como uno de los efectos del sol es iluminar, así uno de los efectos del honor es la confianza.

Es imposible no depositar nuestra confianza en un hombre que siempre obra movido por el honor; la depositamos plena en un hombre que es fiel a sus deberes, puntual, servicial, observante de todos sus deberes, leal con todos. En cambio, retiramos nuestra confianza de un hombre que alguna vez nos ha engañado con sus palabras o con sus obras.

La confianza de los demás en nosotros es como la irradiación de nuestro propio honor. El hombre de honor es un hombre con quien se puede contar.

 

CONFÍO EN TI

La satisfacción más grande para el scout será que todos le tengan confianza y le puedan decir: "Confío en ti." Yo sé que tienes palabra y me vas a cumplir esto o lo otro. Yo sé que tú eres siempre puntual y te espero a tal hora. Yo sé que tú eres leal y no me traicionarás. Porque sólo así es un verdadero Scout, un hombre con quien positivamente se puede contar.

La más grande injuria para un Scout es dudar o desconfiar de él. ¿Qué vale un Scout de quien se desconfía? y ¿Para qué puede servir?

 

EL HOMBRE DE HONOR MÁS GRANDE

Jesucristo, nuestro modelo, es el hombre de más grande honor que existe; y es el hombre en quien han depositado su confianza el mayor número de hombres de la tierra. Ved qué número tan incontable de hombres y mujeres, adultos, niños, en toda la redondez de la tierra le dicen de rodillas: Tú eres Jesús, confiamos en ti.

 

NINGÚN HONOR - NINGUNA CONFIANZA

En cambio ningún hombre ha depositado su confianza en Satanás, padre de la mentira, de la maldad, de la hipocresía.

 

CÓDIGO DEL HONOR

Todos los diez artículos del Código Scout nos enseñan cómo el Scout debe ser Persona de Honor.

Hay entre todos ellos admirable afinación.

Desde el primer artículo donde claramente se anuncia, hasta el último, que habla de la pureza y prohíbe al Scout cualquier palabra, pensamiento u obra que lo deshonre en su dignidad, es el Código del honor integral.

Sin embargo, en el primer artículo se considera de manera especial cómo el Scout debe tener honor por el culto a la rectitud y a la veracidad, en sus palabras, en sus compromisos y acciones.

Y quiere inculcar todo un conjunto de virtudes: la franqueza, la sinceridad, la lealtad, a la fidelidad a la palabra.

 

VERACIDAD

Los hombres que quieren ser de honor y ganar la confianza de los demás, ante todo necesitan la veracidad, a la que se opone el vicio de la mentira. La mentira humilla y envilece, por esto la Sagrada escritura afirma: "La mentira es un oprobio para el hombre".

La mentira consiste en decir lo contrario de lo que se siente y piensa, en duplicar nuestra personalidad, somos uno para otros y otro para los demás. La mentira consiste en decir 100 cuando estamos pensando 50, intentando engañar a los demás.

Qué hermoso es el culto a la verdad, a la verdad integral. Es semejarse a Dios que es "Luz y en él no hay tinieblas". Es acercarse a Cristo, quien se llamó a sí mismo: "Yo soy la verdad". Los fariseos hipócritas que lo odiaban, todos los días lo atisbaban para ver si de sus labios salía alguna mentira para perderlo, y al fin de su vida le pudieron decir: nosotros sabemos que tú eres veraz y en ti no hay mentira. Y sólo por dar testimonio de la verdad fue condenado a muerte.

 

EL PADRE DE LA MENTIRA

Así como Dios es la verdad y la fuente de toda verdad, así el demonio es la mentira y padre de la mentira. El mismo Víctor Hugo escribía: "El demonio tiene dos nombres, se llama Satanás y se llama mentira".

 

MENTIR: DEBILIDAD

Mentir es de los caracteres débiles. El débil miente por temor del castigo o de la represión, por temor de quedar mal, por respeto humano; en una palabra, por falta de valor moral para decir la verdad.

Los psicólogos observan que los niños robustos y valientes suelen ser los que menos mienten.

Alguien ha dicho que una persona sincera no puede ser débil y cobarde. Y decía Aristóteles que tratar de borrar una falta con una mentira es como tratar de borrar una mancha con un agujero.

 

MENTIR: VANIDAD

Miente el vanidoso que no teniendo méritos propios o teniéndolos muy escasos, se atribuye cualidades que en realidad no posee, para granjearse la alabanza y el aprecio de los demás, sin darse cuenta que fácilmente se pondrá en ridículo cuando se descubra su engaño, ya que como dice el adagio vulgar: más pronto cae un mentiroso que un cojo.

 

NUNCA MENTIR

La mentira es semejante al robo. Nuestros prójimos tienen derecho a la verdad, como tienen derecho a la moneda de buena ley, a la medida exacta, al peso justo. Y si es un fraude falsificar una firma, si es un robo falsificar la mercancía, ¿No será también una injusticia falsificar la verdad?

Aunque la mentira lograra pleno éxito, cosa rara, pues la verdad tarde o temprano se aclara, aunque no fuera nunca descubierta, sin embargo sería ya una injuria a Dios, que es la verdad misma y quien como dicen los musulmanes. "Ve en la noche más negra, sobre mármol negro, a una hormiga negra".

La mentira propiamente hablando, es decir, engañar al prójimo asegurando lo contrario de lo que pensamos, nunca es lícita, la mentira es intrínsecamente mala.

 

SEAMOS HONORABLES

Seamos suficientemente honorables para decir siempre la verdad, aborrece la mentira que es un vicio detestable. Tengamos el valor moral de reconocer nuestras faltas si las hemos tenido y de pedir perdón por ellas, pero no de encubrirlas con el manto sórdido de la mentira.

La legión de los héroes es una legión de hombres veraces.

 

EL P. FERMÍN

En la Revolución Francesa, un religioso carmelita, el padre Fermín, fue aprehendido y condenado a muerte. Compadecidos los jueces, se propusieron salvarlo; bastaba para ello que asegurara no haber conocido las nuevas leyes de la República y sus sanciones. El P. Fermín contestó: en buena hora perderé la vida, pero no traicionaré la verdad. Y murió en el cadalzo.

 

SECRETOS

Nunca se puede decir una mentira, pero a veces se puede y debe ocultar la verdad. Ocultar la verdad es no decirla a quienes no tienen ningún derecho de saberla. Todos tenemos o podemos tener secretos, y si se trata de secretos que nos han sido confiados, no sólo tenemos el derecho, sino también la obligación de no revelarlos: lo contrario, el mal sería más grave que la mentira. Y mucho más grave es mudar las conversaciones de una a otra parte, que ésa lo que se llama lengua viperina. Dios aborrece con toda su alma a esta gente porque no hay nada más detestable que una lengua chismosa.

 

TRANSPARENCIA

El Scout aborrece este vicio de la mentira: es veraz en sus palabras y también en sus acciones, en sus miradas, es franco, es sincero, aborrece los caminos tortuosos de las componendas; es franco y tiene sus ojos transparentes como cristal.

A través de ellos se puede leer toda su vida. El mira de frente y de lleno.

 

BADEN POWELL

Baden Powell, el bravo jefe mundial de los Scouts, dice en su célebre libro "Scounting for Boys", que es el libro clásico de los Scouts: "Un Scout que mintiera podría ser invitado a entregar su insignia y a retirarse de la asociación".

 

PALABRA DE REY

Los Scouts se tratan a lo hombre; y como dice un Secretario de Londres: se les enseña que su palabra es palabra de Rey.

Dar la palabra no es cualquier cosa. Dar la palabra es comprometerse con toda su persona en un compromiso sagrado. Faltar a ella es faltar a su dignidad. Un Scout cuando da su palabra la cumple hasta con heroísmos. Por esto cuando un jefe ha dicho: tú vas a hacer esto: ¿Me das tu palabra?, y el Scout empeña su palabra; a pesar de cualquier sacrificio o de cualquier obstáculo la tiene que cumplir.

 

PUNTUALIDAD

La puntualidad, según dijo alguien, es la cortesía de los Reyes, y la impuntualidad es la falta que revela más la carencia de carácter honorable y de desorden de la vida.

La puntualidad es una virtud que supone muchas otras virtudes, pues significa obediencia, lealtad, vencimiento propio, sacrificio.

Si el reloj de un conductor de FFCC se atrasa, una espantosa colisión habrá en el camino. Un hombre inocente es ahorcado porque el mensajero que llevaba la orden de perdón hubiera podido llegar cinco minutos antes. Es posible leer en el epitafio de los fracasados estas palabras: "Demasiado tarde".

La puntualidad es la madre de la confianza. Es la mejor prueba de que nuestra conducta está bien ordenada. Las personas que cuidan su tiempo y son puntuales, cuidarán también su palabra.

 

REGLA DE ORO

Tengamos la regla de oro: "Antes de la hora no es la hora; después de la hora, no es la hora, la hora es la hora".

En el gran reloj del tiempo sólo hay una hora: "La hora".

 

NAPOLEÓN

Napoleón invitó una ocasión a comer con él a sus mariscales. Como no llegaron a la hora fijada, empezó él a comer y cuando llegaron, había terminado la comida: "Caballeros, les dijo, ha terminado la hora de comer, vamos ahora a los negocios".

 

WASHINGTON

El presidente Washington acostumbraba comer a las cuatro de la tarde; un día invitó a comer a varios diputados del Congreso. Algunos llegaron retrasados, y al encontrar al Presidente ya sentado a la mesa sé mortificaron.

Washington les dijo: "Mi cocinero nunca me pregunta si han llegado los huéspedes; sólo si ha llegado la hora". Cuando su secretario dijo que su reloj era la causa de su tardanza, Washington le respondió: "Pues Ud. ha de conseguir otro reloj y yo otro secretario".

 

EL QUE SIEMPRE SE DISCULPA

Y Franklin solía decir "Conozco a un hombre que se disculpa todos los días por su tardanza, y he sabido que quien se disculpa bien, nada bueno puede hacer.

 

EL NUNCA RESPETADO

Decía un hombre de negocios: "Digo con solemne convicción que el individuo que llega tarde a una entrevista de negocios nunca será respetado ni tendrá buen éxito en la vida. Si no tiene respeto por el tiempo de los otros, ¿Porqué lo ha de tener para su dinero? ¿Qué diferencia hay entre robar una hora a un hombre y robarle dinero? Hay muchos para quien cada hora en el día vale mucho, mucho dinero.

 

LAS CAUSAS

La impuntualidad es causada por despreocupación, descuido, desorden. Algunos por cinismo piensan que no vale la pena apresurarse para llegar a tiempo a una cita, puesto que los que se apresuran se ven precisados a esperar a los retrasados. El impuntual es ordinariamente desordenado en su vida.

Por el contrario, el puntual tiene una hora para cada cosa y una cosa para cada hora; es el que mayor rendimiento sabe dar a su vida, el que tiene tiempo para todo y lo utiliza mejor que nadie.

"SOMOS LO QUE REPETIDAMENTE HACEMOS, LA EXCELENCIA, ENTONCES, NO ES UN ACTO, SINO UN HÁBITO". EDWIN MOSES.

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