Siempre Scout

Siempre Scout
Jóvenes Caballeros del Imperio
Baden-Powell

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LEALTAD

Ley 2.

El Scout es leal para con su Rey y para con sus jefes, para con sus padres, su país, sus superiores y para con aquellos que están bajo sus órdenes. Tiene que ser leal con ellos en lo malo y lo bueno, en contra de todo aquél que pudiera ser enemigo o aún aquél que habla mal de ellos.

Había un dirigente en el East End de Londres1 , que cuando se declaró la guerra, pensó que su deber era dejar el espléndido trabajo que estaba haciendo entre los muchachos pobres del East End y se enroló para el servicio en favor del país.

El Dirigente Lukis, así se llamaba, se sintió unido por el sentido de lealtad a su Rey y a su patria, dejó la vida que estaba viviendo, y encaró el peligro del servicio militar activo.

El ejemplo de lealtad que dio, fue rápidamente seguido por muchos otros scouts o Antiguos Scouts.

La lealtad para con él, hizo que quisieran seguir a su Dirigente a cualquier lugar al que el deber lo llevara. Por lo que todos se hicieron soldados y juntos fueron al frente.

Llegó el día en el que las trincheras estaban siendo bombardeadas severamente por la artillería. El peligro era grave y las pérdidas severas, finalmente una esquirla se le clavó al Capitán Lukis en una pierna y le destrozó el muslo. Dos de los Scouts de East London fueron a ayudarlo y lo acostaron con gran cuidado. Esperaron un momento de calma en el tiroteo y finalmente lo cargaron, aunque se exponían al fuego, lo llevaron a un lugar seguro. Mientras iban, uno de ellos fue herido gravemente.

Pero el espíritu de los muchachos era grande. No veían por su propia seguridad y llevaron a su estimado Dirigente fuera de peligro. Esto es lealtad.

Lealtad significa fidelidad. Tu perro te es fiel y está contigo aunque le hayas pegado. El hace a un lado tus faltas, tu carencia de afecto y permanece leal a ti.

La lealtad comienza en la casa.

Algunos muchachos piensan que sus padres están mal o no son amables con ellos. Si piensas que tus padres tienen algunas faltas, no las veas. Sé leal con tus padres, recuerda solamente que gracias a ellos estás vivo y puedes ser Scout.

Obedece a tus padres, confía en ellos y respétalos, si puedes ayudarlos a cada momento, hazlo. Al ser leal a ellos, cumples con el mandamiento de la Biblia que dice: "Honra a tu padre y a tu madre".

Sé leal, también de la misma manera, al obedecer y no pensar nada malo y respaldar a tu Guía de Patrulla, tu Scouter, tu maestro. Si tú trabajas, lleva a cabo lo mismo con respecto a tu capataz, tu jefe y tus empleados.

Al asumir tu trabajo tú aceptas hacer algo por un cierto salario y de tu parte la lealtad consiste entonces en mantener ese acuerdo y realizar un buen trabajo a cambio del pago.

Por otro lado, tú eres un muchacho bien hecho y llegas a tener un sirviente, o a un hombre que trabaja bajo tus órdenes, cuando seas mayor, debes ser igualmente leal para con él. Recuerda que al contratarlo, esperas una cantidad de trabajo por parte de él, por el dinero que le pagas; si te das cuenta que realiza una mayor cantidad de trabajo que el pactado, deberás actuar con lealtad con respecto a él si le das un mayor pago; pero nunca vayas para abajo de lo pactado y nunca trates de conseguir más dinero de él, que lo que estaba en el contrato. Así, si eres un Guía de Patrulla u otro Dirigente y si los que están debajo de ti se ven en aprietos por llevar a cabo tus ideas, sé leal para con ellos y acepta que es por tu culpa que las cosas salieron mal.

SCOUTS ANTÁRTICOS

Todos los Boy Scouts conocen a Sir Emest Shackleston, un hermano Scout del Imperio y también un Scout de primera clase2.

En uno de sus viajes de exploración al Polo Sur, estaba muy cercano de conseguir llegar a ese punto; estaba a sólo 97 millas de éste, cuando su comida se agotó, por lo que él y los que lo acompañaban se encontraron en un gran peligro de muerte y debieron, con gran disgusto, volver a su barco.

Habían dejado la embarcación, al partir, lo más al sur que pudieron meterla en el hielo, se fueron caminando a través de la tierra y del mar completamente helado y cubierto de nieve, tomando los alimentos con ellos establecieron depósitos para usarlos en su viaje de retomo. Por semanas avanzaron por terreno difícil.

Un día de enero, aunque habían disminuido sus raciones y comían lo mínimo posible (tan poco que se estaban debilitando), se dieron cuenta que comenzaba a acabarse la comida y que debían volver o morir, en cuyo caso, el reporte de su trabajo se perdería, por lo que pusieron una asta bandera con el Union Jack y dejaron una caja que contenía una nota en que se decía que habían anexado ese territorio a la Gran Bretaña y al Rey Eduardo VII.

Ellos vieron con sus catalejos en dirección del Polo Sur para observar si se veía alguna montaña, pero no había nada. E iniciaron su desesperada marcha para llegar al barco.

Realizaron interesantes y útiles descubrimientos. Subieron montañas y glaciares, encontraron rocas minerales de carbón y piedra caliza.

Encontraron pequeños insectos que podían vivir en el hielo y cuando los hervían, no morían.

Encontraron que a los pingüinos, los grandes pájaros sin alas, que se sentaban y observaban como personas, les gustaba oír un tocadiscos, que los exploradores habían llevado para su beneficio.

Pero su viaje de regreso fue muy ansioso y les trajo experiencias.

Para guiarse habían plantado banderas aquí y allá a lo largo del camino, pero vino el viento y las tiró, por lo tanto era más difícil encontrar el camino de un depósito de comida a otro. Esto lo hizo más largo por la búsqueda de sus huellas.

Así es como describe Sir Ernest Shackleston lo que hicieron un día cualquiera:

"Dos de nuestro grupo, totalmente cansados y exhaustos, cayeron de boca, pero con el mayor ánimo siguieron adelante tan pronto como se habían recuperado temporalmente. Fue con un sentimiento de devoto agradecimiento que cruzamos las últimas hendiduras y aseguramos algo de comida. Además de un poco de té no habíamos comido nada por 34 horas, antes de eso, nuestra última comida consistió solamente de un medio cosido panecillo de maíz, nada sustancioso para trabajar en dichas circunstancias y con una temperatura tan extrema. Bajo estas condiciones marchamos 16 millas en 22 horas".

"En otra ocasión durante la misma jornada también fuimos atacados por disentería, esto a una distancia de 90 millas del depósito. Aunque el clima estaba bien, estábamos ya demasiado débiles para movernos, pero aquí como en otras ocasiones la Providencia vino a nuestro rescate y fuertes brisas del sur vinieron a ayudarnos".

"De diciembre 14 de 1908 a febrero 23 de 1909, vivimos en un constante estado de ansiedad intensificado por un más agudo conocimiento obtenido por apretados escapes y un cercano contacto con la muerte. Hubo repetidas ocasiones que ningún liderazgo mortal nos podría haber sido útil".

"Fue durante estos periodos que aprendimos que algún poder más allá del nuestro guió nuestros pasos. Si reconocimos esto -como lo hicimos- allá en el hielo, es tan solo digno que lo debamos recordar ahora cuando el mismo poder nos ha traído a salvo de regreso a casa por entre tantas dificultades y peligros. Nadie que haya visto o experimentado lo que nosotros pasamos allá, podría dar crédito para sí mismo de nuestro escape de lo que parecerían ser unas dificultades abrumadoras".

Sir Ernest Shackleston también elogió la conducta de sus oficiales y hombres como gran ayuda a su enorme éxito. Él dice:

"Fuimos los mejores camaradas. Cada hombre se abnegaba de sí mismo, estaban ansiosos de hacer lo mejor posible".

Todos ellos verdaderos Scouts.

ALGUNAS FAMOSAS VICTORIAS POR LA LEALTAD A SUS LÍDERES.

Trafalgar

El mes de octubre está lleno de memorias nacionales para los Scouts.

En octubre 21 de 1805, se peleó la batalla de Trafalgar, cuando la Armada Inglesa, bajo las órdenes del Almirante Nelson, atacó y derrotó a las fuerzas combinadas de los hombres de guerra franceses y españoles.

Parecía casi desesperanzado para una pequeña flota atacar a una tan grande pero Nelson hizo ese gran llamado a cada hombre a hacer su deber ese día y cada hombre como un verdadero Scout hizo su deber, aunque en muchos casos les costara la vida.

El mismo Nelson puso el ejemplo, pues condujo su barco entre dos barcos enemigos y les dio batalla, uno contra dos. El nunca trató de tomar posesión, pero se expuso al peligro tanto como ninguno y fue muerto en el momento de la victoria. Los marinos de hoy en día aún usan corbata negra como signo de luto por tan grande almirante.

Balaclava

Y el 25 de octubre de 1854 en Crimea, en el sur de Rusia, se llevaron a cabo dos grandes ataques de la caballería inglesa contra la caballería rusa.

Uno de estos, fue el ataque de la Caballería Ligera, el cual conocen todos los niños, pero de alguna manera no se habla tanto del ataque de la Caballería Pesada, aunque fue igualmente bueno a su manera.

Yo he sido afortunado pues he servido en dos regimientos de caballería y ambos estuvieron en estos ataques; uno el 132 de los Húsares, estaba en la Caballería Ligera y el otro, el 52 de los Guardias Dragoon estaba en la Caballería Pesada.

No quiero decir que yo estuve en los ataques también, no; ¡aún no nacía! Pero estoy muy orgulloso de pertenecer a dos regimientos que sí estuvieron.

Al Regimiento de los Húsares se le llama caballería ligera, porque ellos tenían hombres pequeños y ligeros quienes podían cabalgar lejos y aprisa para hacer exploraciones de reconocimiento en el campo enemigo. Los Dragoons eran soldados pesados en caballos grandes y fuertes, quienes por su peso y sus largas espadas podían hacer ataques abrumadores al enemigo.

Una brigada consiste de tres regimientos. Dos brigadas hacen una División. Así que la División de Caballería en Crimea estaba compuesta de una Caballería Ligera y una Caballería Pesada.

En octubre 25, a la Brigada de la Caballería Ligera, le fue dada la orden de atacar a la artillería rusa, quien estaba apoyada por la infantería y la caballería.

Fue una tarea sin esperanza. La orden fue dada realmente por error. Pero eso no importó a los hombres que estaban acostumbrados a obedecer. Atacaron y aunque esto les costó un gran número de vidas inocentes, llevaron a cabo su deber con tal bravura y arrojo que esto les atrajo los más altos elogios aún de sus enemigos y ésto dio a los soldados británicos la fama de estar siempre listos al sacrificio de sus vidas por llevar a cabo las órdenes, aunque lo encomendado parezca no tener esperanza. Es por esto que los Scouts hoy en día tienen por su lema una sola palabra para recordarles que cuando reciben una orden que es fastidiosa o aún peligrosa de hacer, su obligación es hacerla como lo hicieron sus valientes padres en Balaclava, llevarla a cabo alegremente y bien.

BALACLAVA

Ahora les contaré de los ataques de la Caballería Pesada.

"La Delgada Línea Roja"

Han oído acerca de que a la Armada Británica se le refiere como a la "delgada línea roja". Bueno, pues obtuvo este título en Balaclava.

Cuatrocientos hombres del 939 de los Highlanders y un batallón de Turcos estaban apostados para hacer guardia en el camino que llevaba a Balaclava, cuando unos 20 mii rusos fuertes procedieron a atacarlos. A los turcos no les pareció como estaban las cosas, así que retrocedieron y se fugaron, pero el valiente Sir Colin Campbell, quien estaba en comando de los Highlanders, les dijo: "Mis amigos, recuerden que de aquí no hay retirada. Deben morir donde están parados".

Y los compañeros galantes pensaron hacerlo así, aunque tuvieran que morir pues no eran de la clase de decir morir antes de que estuvieran muertos.

Ellos formaron una línea -"delgada línea roja"-, así como fue después descrita, en un pequeño terreno alzado y recibieron el primer ataque de la caballería rusa tan bien atinada y con fuego tan mortal que impidieron que los otros atacaran por un rato.

El Comandante en Jefe Británico, viendo el peligro, mandó un mensaje a la Caballería Pesada, quienes estaban acampando en la cercanía, para que vinieran en su ayuda.

Los "Pesados" estaban ya desfilando afuera de su campamento, cuando de repente apareció sobre el suelo, como a media milla de distancia, la cabeza de una gran fuerza de la caballería Rusa que silenciosamente avanzaba hacia ellos. Fue una aparición bastante sorprendente cuando los escuadrones empezaban a salir del campo a formar una parada.

Pero el General -General Scarlett- no perdió la cabeza ni dudó por un minuto.

Al salir, el enemigo estaba en el flanco izquierdo del escuadrón. Ordenó girar y alinearse a la izquierda y sin dar la acostumbrada primera orden "Al trote" y luego "Al galope", se dirigió a su corneta de órdenes para que diera la señal de "¡Al Ataque!" y él, en ese momento, dio la vuelta a su caballo y se dirigió hacia el enemigo y empezó, con su oficial mayor y su ordenanza, a dirigir el ataque a todo galope.

"Hacer o Morir"

La Brigada vio lo que se quería hacer. No esperaron a formarse en línea, esta operación hubiera llevado tiempo, pero cada escuadrón se agrupó y acercándose al más próximo, galoparon hacia adelante para respaldar a su general en el ataque.

Los Scots Greys, en túnicas rojas y pieles de oso, montados en sus caballos grises, estaban en la línea delantera con algunos de los Lrish Inniskilling Dragoons. Atrás, cerca de ellos, venían los del 59 de Dragoon Guards y el 1º de los Royal Dragoons, con sus túnicas rojas y sus cascos brillantes.

Todos juntos no eran más de 300, mientras que la columna rusa sumaba 12 mil. Parecía que los británicos iban a ser aplastados por tan abrumadora desigualdad.

Pero el General sabía que tenía que hacer su mejor esfuerzo para salvar de ser derrotada a "la delgada línea roja" y los hombres sabían que se les había dado la orden de "al ataque" y era su asunto llevarla a cabo sin ver el peligro que implicaba hacerlo. Así que atacaron.


Este mapa en croquis muestra la
posición de los británicos y rusos.

Los rusos no estaban menos sorprendidos de lo que habían estados los británicos; en vez de sorprender a los británicos, ellos fueron los sorprendidos.

Dudaron por un minuto o dos. Ningún oficial les había dado alguna orden, así que nadie sabía exactamente qué hacer y un minuto más tarde un estallido repentino caía sobre de ellos.

El General Scarlett y su plana mayor llegaron -¡bang, smash!­ justo a través de sus filas delanteras, inmediatamente seguidos por el aplastante peso de los Greys y los vitoreadores impetuosos Innis­killings.

La conmoción de este ataque arrolló a las líneas delanteras de los rusos al hacerles surcos justo en medio de sus columnas, e hizo ir en oleadas hacia atrás a toda la masa pues las fuerzas rusas eran simplemente una gran masa de hombres y caballos.

Nuestro ataque, conformado por un muy pequeño cuerpo, sólo atacó a la parte central del frente ruso, así que los dos flancos de su línea rodaron hacia adelante como dos brazos para envolverlo. Pero justo cuando se disponían a hacerlo fueron atrapados por nuestra segunda línea de los Royal Dragoons, el 5º de los Dragoons Guards y los Inniskillings, fue por lo que fueron arrollados y aplastados en medio de una horrible confusión.

Estos golpes tan pesados parecieron mandar tambaleando hacia atrás a la gran masa rusa, cuando en este momento crítico dos escuadrones más de "Pesados", pertenecientes al 4º de los Dragoon Guards, repentinamente se precipitaron al flanco derecho de la columna rusa, y así se completó su fragmentación.

Se tambalearon una vez más y en unos cuantos minutos gradualmente se estaban dispersando y esparciendo en las colinas de atrás, en una huida presurosa del campo de batalla. Y la delgada línea roja se salvó.

Toda la batalla duró sólo ocho minutos; las pérdidas inglesas fueron de 50 muertos y heridos; mientras que los rusos perdieron cerca de 400.

Esta batalla, como la de Trafalgar y muchas otras victorias inglesas, muestran que con líderes buenos y animosos respaldados por hombres que pueden ser confiados de que obedecerán las órdenes, podríamos contraatacar fuerzas abrumadoras y salir victoriosos cada vez.

Sin disciplina nunca se podría haber logrado.

La Lealtad de Jack Tars

En los días lejanos, Sir Christopher Myngs era uno de los más duros lobos de mar.

Fue muerto en acción en 1666. Había sido herido en la garganta por una bala y sosteniéndose la herida con los dedos siguió peleando hasta que le pegaron un segundo tiro; poco tiempo después murió a causa de sus heridas.

Su cuerpo fue traído a tierra para ser enterrado en Londres y durante el funeral un grupo de marinos se acercó al carruaje en el que estaba sentado Sir W. Coventry, el jefe de ellos, con lágrimas en los ojos, les pidió que le rogaran al Rey para que les diera un barco viejo que pudieran usar como brulote y en el cual navegar entre los enemigos y prenderle fuego.

Ellos, por supuesto, perderían sus vidas al hacerlo, pero esto no les importaba mientras que pudieran vengar la muerte de su amado jefe.

Lo que guió a estos sencillos marinos a hacerlo era una buena muestra de lealtad a su jefe, no el espíritu de venganza, esto es un ejemplo de lealtad para todos hacia su jefe en cualquiera que sea su línea de acción. No traten de buscar faltas en él; noten sus buenos puntos, quédense con él en lo bueno y en lo malo, por lo bueno que ustedes dos hagan juntos, ya sea defendiendo a su país o manejando un gran negocio.

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