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Siempre Scout
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EL DEBER DEL SCOUT ES SER ÚTIL Y AYUDAR A OTROS
Y él debe hacer su deber antes que nada, aunque pase por alto su propio placer, comodidad o seguridad. Cuando en la dificultad de saber cuál de las dos cosas hacer, debe preguntarse a sí mismo, "¿Cuál es mi deber?", esto es, "¿Qué es lo mejor para la gente?" y hacer eso.
En cualquier momento Él Debe Estar Preparado para salvar vidas o ayudar a rescatar heridos.
Y debe tratar, lo más que pueda, de hacer una buena obra a alguien todos los días.
HAZLO AHORA
Una vez, mientras manejaba mi auto por un polvoriento camino pasé a un hombre y después de pasarlo pensé si debería haberme ofrecido a llevarlo. Entonces pensé que probablemente él sólo iba a una corta distancia, a alguna casita cerca de allí.
Mientras me alejaba cada vez más, no vi ninguna casa y ningún retomo, entonces me argumenté que el pobre hombre tendría que caminar todo este camino polvoriento cuando yo podía haberlo llevado.
Pero mientras estaba sentado pensando, mi auto me llevaba millas y millas más lejos de aquél lugar. Repentinamente tomé la decisión de que debería regresar y hacer una buena acción a aquel hombre. Pero ya había ido tan lejos que cuando regresé a donde esperaba encontrarlo, ya no lo pude ver. Seguramente había tomado un atajo por el campo y nunca lo volví a ver.
Pero el recuerdo de ello estuvo presente en mi mente por un tiempo muy largo, desde entonces, siempre que manejo he tomado decisiones rápidas y no he dejado pasar la oportunidad, cuando se ha presentado, de llevar a cualquier cansado caminante.
No quiero pasar por ser muy bueno por hacer esta clase de buenas obras, pues éstas son muy fáciles teniendo un auto, pero lo que quiero hacer notar es que nunca debes dejar pasar una oportunidad, pues lo pueden lamentar, porque podría no volver a presentarse. Tu lema debe ser: "Hazlo ahora".
BUENAS ACCIONES
Recuerden siempre, al ir por este mundo, que sólo pasamos este camino una vez y que si dejamos pasar la oportunidad, pudiera nunca regresar.
Creo que nuestro primer asunto en la vida es ser feliz. Este mundo con todas sus bellezas y su felicidad solamente fue hecho para nuestro gozo. Cuando vienen nubes con penas y aflicciones, son sólo los contrastes para mostrarnos lo que es la verdadera felicidad y para hacemos apreciarla cuando la tenemos.
El camino más corto y seguro a la felicidad es hacer feliz a otras personas. Aunque no podamos hacerlas felices, por lo menos les podemos ser serviciales. Pero muy a menudo nos olvidamos de hacer esto, o como yo en el auto, lo dejamos hasta que es demasiado tarde y dejamos escapar la oportunidad.
Para ser contínuamente feliz, la cosa es hacer contínuamente buenas acciones. Para que se vuelva un hábito, al principio hay que practicarlo mucho, es por esto, que es parte de la Ley Scout hacer una buena obra cada día.
Al principio puede ser un poco difícil acordarse todos los días que se tiene el deber de hacerlo y puede ser que tenga problemas para encontrar una obra que sea de ayuda a otras personas; pero si perseveras y te esfuerzas en hacerlo día con día, muy pronto se convertirá en un hábito, y entonces encontrarás cuántas pequeñas cosas puedes hacer que cuentan como buenas obras, aunque sean pequeñas en sí mismas.
Podría yo contarles largas e increíbles historias de diferentes "buenas acciones" que los Scouts han hecho, pero una de las más placenteras que he oído recientemente, fue cuando un Scout cuidadosamente puso una cáscara de naranja en el pavimento y cuando le preguntaron porqué lo había hecho, respondió:
"Estoy haciendo una buena acción a otro Scout al darle la oportunidad de hacer una buena acción al quitarla del camino para que nadie se vaya a resbalar!".
"Un terrible accidente"
Un sujeto bastante mal herido estaba tirado cuando lo encontré una tarde. Su pierna izquierda estaba rota y tenía una arteria cercenada en su brazo derecho, además de que evidentemente su pecho estaba muy quemado.
No paré a preguntar cómo había sucedido, simplemente vi los pasos que se habían tomado para curarlo. Su brazo estaba ligado con un "torniquete" hecho con un pañuelo apretado fuertemente con un palo para parar el chisguete de sangre de la arteria; su pierna estaba entablillada con dos pedazos rectos de madera y su estómago estaba cubierto con una mezcla de lana, aceite y harina, lo que sugería que con un poco más de asado el paciente hubiera sido un buen pastel.
Me queda poco por añadir, pues no había nada malo en lo hecho excepto que él pertenecía a una patrulla de Boy Scouts que estaban practicando los "primeros auxilios".
En la misma tropa, otra patrulla se encontraba guisando un sabroso asado irlandés, mezclando un amasijo en una mochila (lo cual, pienso, es tan bueno como hacerlo ¡dentro de mi saco!) y horneando dentro de una vieja caja de hojalata de galletas y rostizando "rosquillas" en estacas plantadas cerca del fuego. (Para los "novatos" que están ansiosos de detalles de cómo se hacen estas cosas, recomiendo estudien el capítulo de cocina en campamento de "Escultismo para muchachos").
El punto acerca de estos guisos es que la comida estaba siendo bien cocinada y era adecuada para que la comiera cualquiera con deleite.
En la misma tropa, unos señalizadores estaban haciendo su trabajo de mandar y recibir señales. Y también estaba allí uno de sus hombres de a caballo para hacer el trabajo de jinete despachador, con un pequeño caballo que él podía ensillar y cuidar tan bien como montarlo. Casi todos los Scouts en esta tropa eran Scouts de Primera Clase, de una edad promedio de 13 años.
A unas 200 yardas de distancia de su pequeño campamento estaba otra tropa de Scouts más jóvenes, de unos 11 años de edad. Estaban todos muy activos haciendo su té en numerosas fogatas en el momento que los vi y eran una escena muy pintoresca.
Además, una tercera tropa tenía su campamento en un lugar diferente, donde se encontraban reunidas tres patrullas cuyos integrantes tenían alrededor de 15 años. Unos Bretones de tipos, excelentes, rollizos y de piernas largas. Fue un placer verlos ir sobre el pasto en "paso Scout" y un placer aún más grande cuando descubrí que eran tan buenos Scouts como se veían. Casi todos ellos eran Scouts de Primera Clase. Fui invitado a darles las insignias de especialidades que se habían ganado. Éstos incluían un buen número de Primera Clase, Ciclistas, Bomberos, Músicos, Electricistas, Cocineros, etc. Había tan sólo dirigido unas palabras a la tropa sobre el placer de verlos tan ingeniosos, cuando sonó la alarma de fuego, pues el edificio se estaba quemando. Unas breves órdenes fueron dadas a los Jefes Scouts y cada patrulla salió en seguida a un gran paso en diferentes direcciones.
Nos apresuramos al sitio donde empezó el fuego, sólo tuvimos tiempo de ver (en nuestros ojos de la mente) nubes densas de humo con lenguas de fuego y chispas que caían profusamente estallando en el edificio en destrucción, mientras que las ventanas estaban llenas de mujeres y niños gritando, eso es lo que veíamos, cuando vino un grupo de Scouts que pusieron en posición la manguera de incendio, añadiéndola de una parte del edificio, mientras que de otra parte llegó una segunda patrulla con una escalera de cuello de jirafa.
Antes de los primeros cuatro minutos de que sonó la alarma, el bombero principal estaba trepado en la escalera dirigiendo la boquilla de la manguera con un fuerte chorro de agua hacia las ventanas del (supuesto) cuarto en llamas. Fue hecho muy hábil, rápido y silenciosamente; las patrullas merecieron cabalmente las insignias que ganaron. Denston College, donde vi todo esto, es una de las escuelas que han instituido el Escultismo como deporte y entrenamiento para sus muchachos; los resultados, de acuerdo a los jefes que hacen las veces de Jefes Scouts son de lo más satisfactorios.
LAS BUENAS ACCIONES SCOUTS
Recientemente, todo el mismo día, me encontré con tres casos de Scouts cumpliendo con su deber.
Una dama me contó que cuando viajaba en un tren muy lleno, ella y su hija fueron puestas en un vagón que ya estaba muy atestado de muchachos.
Al principio no le gusto esto, pero pronto ella supo la diferencia entre Scouts y muchachos. Estos eran Scouts e inmediatamente ayudaron a las damas a poner su equipaje en el vagón y después hicieron suficiente lugar para ellas, sentándose en las rodillas de ellos mismos, mantuvieron el orden y se comportaron tan bien que ella se enamoró de todos ellos, habló con ellos y los encontró "muy encantadores y caballerosos".
Otra dama me contó que le habían pedido permiso de acampar en su terreno, como ella había permitido a algunos muchachos hacerlo por algunos años, ella no quiso rehusarles esto. Al mismo tiempo ella no estaba muy contenta de tenerlos allí, pues lo había encontrado caro y enfadoso ya que cada año tenía que limpiar y arreglar su terreno cuando se iban los muchachos. Al día siguiente los Scouts habían terminado su campamento, mandó como de costumbre, algunos hombres a que arreglaran el terreno, cuando, para su gran sorpresa, regresaron y dijeron que no había ningún trabajo qué hacer allí; el terreno estaba limpio, desperdicios y cenizas habían sido removidas y el césped repuesto. Entonces ella recordó que eran "Scouts" y no muchachos común y corrientes los que habían estado acampando. Ella estará muy contenta de verlos cuando vuelvan.
El clima esa mañana era muy bueno y caliente, pero en la tarde repentinamente cambió a frío, airoso y muy lluvioso. Un gran número de mujeres y niños habían salido durante el día a la playa o al campo. Uno de estos casos es el de una mujer y sus dos hijos que tuvieron que regresar parte del camino en una embarcación abierta, y después en una lancha de motor, con sus ropas de verano, sin paraguas ni impermeables.
Un Scout que estaba allí que pareció preveer el mal tiempo, pues tenía dos impermeables, ofreció dar uno para tapar a los niños.
¡Bueno! ustedes dirán eso fue bastante fácil, y se quedó arropado y seco con el otro.
No, no fue así, él le puso el otro a la mujer y se fue al lado de sotavento y allí hizo lo mejor que pudo para sí mismo; él sonrió y pretendió que una ráfaga fría en la espalda es lo mejor para el cutis; y eso es lo que cualquier otro Scout hubiera hecho en esas circunstancias.
LA CABALLEROSIDAD DE LOS SCOUTS
AYUDANDO A LA POLICÍA
En diferentes ocasiones he tenido el honor de otorgar Medallas de Plata a Scouts por su valentía al salvar vidas o ayudar a la policía.
El Jefe Scout Crowther, de los Boy Scouts de Huddersfield, fue en ayuda de un alguacil de policía que estaba siendo atacado en un barrio bajo por unos rufianes. Aunque fue agredido por hacer ésto, Crowther pudo ayudar al oficial al sonar su silbato para atraer a más policías al lugar. Los ofensores principales fueron arrestados y finalmente el magistrado les dio seis meses de cárcel, quien al mismo tiempo felicitó al señor Crowther por su acción tan resuelta.
El Scout P.L.G. Brown, de la 7ª tropa de Southampton, hizo algo muy parecido. Vio a un alguacil de la policía reñir con cuatro violentos rufianes, aunque había una muchedumbre hostil alrededor de ellos, Brown recordó su deber y corrió en ayuda del oficial. Aunque recibió una patada en la rodilla, pudo apoderarse del silbato del policía y sonarlo, de esta manera atrajo a más policías al lugar, así que los cuatro rufianes fueron arrestados y castigados.
Brown se fue sin dar su nombre y sin hacer ningún alboroto de lo que acababa de hacer, pero fue descubierto más tarde y se le otorgó la Medalla de Plata.
Después, cuando estaba revisando a los Scouts de Gateshead, oí el caso de dos Scouts que estaban siendo premiados por su valentía por ayudar a la policía.
Los Scouts de Newton Abbot estaban cerca de un auto cuando se estrelló contra una carreta, destrozándola e hiriendo a sus dos ocupantes. Los Scouts detuvieron al auto y aunque el automovilista intentó seguirse, ellos pusieron sus bordones entre los rayos de las ruedas, permaneciendo así evitaron que el auto huyera hasta que la policía viniera a hacerse cargo.
Fue espléndido cómo estos Scouts mostraron tanto valor y buena voluntad al ayudar a los oficiales del Rey. Al hacer esto fueron golpeados, pero ¿qué son unos cuantos moretones?. Desaparecieron en unos días; pero lo que no desaparecerá es la satisfacción que cada uno de estos Scouts sentirá por el resto de sus vidas, es decir, que hicieron su deber.
EL SCOUT DE LABRADOR
Dr. Wifred Grenfell es el tipo ideal de paz Scout y durante su labor como misionero en Labrador tuvo muchas aventuras.
En una ocasión tuvo que visitar a un enfermo en un lugar que se encontraba a una distancia de dos días de donde él vivía, y empezó su camino con su trineo y su equipo de perros, para cruzar un brazo helado de mar que le ahorraría un largo rodeo por tierra. Pero esto fue en el mes de abril, cuando el hielo empezaba a ser traicionero y a romperse.
La distancia a través del hielo era de siete millas, con una isla a la mitad del camino.
Llegó bien a la isla, de allí estaba avanzando a la tierra firme del lado opuesto, cuando se dio cuenta que el hielo empezaba a estar en mal estado y suave, lo que se dice "sish", esto es el hielo que ha sido golpeado hasta formar grandes planchas que son trituradas por la acción del mar.
Al percatarse que se sumía, junto con su trineo, se despojó de su pesado abrigo y pieles engrasadas, rápidamente sacó su cuchillo, cortó los tirantes de su equipo de perros, enredando en su muñeca el tirante del perro líder.
De esta manera él era jalado por los perros que se hundían en el agua nieve fangosa. El perro líder llegó hasta un témpano de hielo y Grenfell gustosamente se arrastraba hacia él jalándose del tirante, de pronto el perro se zafó de su arnés y su amo se quedó sumiéndose en el "sish" junto con los otros perros.
Entonces, por fortuna, se asió al tirante de otro y se jaló a sí mismo hasta que pudo llegar y subirse al bloque de hielo para ayudar a llegar al resto de los perros.
Pero este era un bloque bastante pequeño que se rompería pronto; así que vio que su única oportunidad era luchar entre el "porridge-ice" (hielo picado) hasta llegar a otro témpano más grande, que le pudiera servir de balsa.
No perdió la esperanza, como mucha gente pudiera haberlo hecho, él no iba a decir morir, hasta no estar muerto.
Así que se quitó sus guantes y sus mocasines, los empacó en las espaldas de sus perros, aseguró sus arneses para que no se fueran a resbalar, ató los tirantes a sus muñecas para que su equipo lo arrastrara y entonces trató de empezar.
Pero a los perros no les gustaba enfrentar el peligro y tuvo que empujarlos para que bajaran del bloque; aún entonces los perros sólo forcejeaban por regresar, hasta que un perro, particularmente favorito, entendiéndolo cuando arrojaba un pedazo de hielo a otro bloque, empezó a ir hacia allá y así guió a los otros a subirse.
De esta manera, jalando a su amo con ellos, los perros se esforzaron para ir de un bloque a otro, hasta que por fin llegaron a uno más grande que los demás, de un tamaño de diez por doce pies.
No era realmente hielo sólido, era un bloque de polvo de hielo, el cual se podía desmoronar en cualquier momento. Pero era lo mejor que encontraron, con el creciente viento y la corriente, pronto empezó a flotar con ellos a aguas más abiertas, empezó a alejarse de la orilla y a ir por la costa. Así que no tenían mejor opción, mas que hacer lo mejor posible de este pobre substituto de balsa.
El frío era intenso y el pobre de Grenfell, como un astuto Scout, inmediatamente planeó cómo hacerse un abrigo. Sus mocasines eran botas largas y suaves de cuero de foca que le llegaban hasta sus muslos, así que con su cuchillo los abrió en dos y con un poco de jirones los hizo en una especie de capa para ponerse en la espalda.
Las horas pasaron y seguían alejándose de la orilla y la noche se acercaba.
Entonces vio que necesitaba más ropa y algo de comida para el y los perros; lo único que podía hacer era sacrificar a uno de los amados perros de su equipo. Hizo una gasa corrediza con uno de los tirantes, se la puso a un perro en el cuello y la até a uno de sus pies; sosteniendo su cabeza de esta manera, echó al perro sobre su espalda y le dio una puñalada en el corazón.
Mató a dos más de esta manera, los desoyó y cosió sus pieles con tiras delgadas de piel, así se hizo un abrigo con el pelo hacia adentro.
Toda la ropa que había usado hasta entonces eran algunas cosas viejas de fútbol que había encontrado esa mañana en su casa. Un par de pantaloncillos cortos y calcetines del Club de Richmond (rojos, amarillos y negros), una camisa de franela y un suéter, así prácticamente estaba con su equipo de Boy Scout y no con lo que se esperara que usara un doctor-misionero.
Pero, verán, él era casi tanto Boy Scout como doctor o misionero; y entendemos de esta historia cómo, como un Scout, él podía poner su mano en cualquier cosa e inventar lo que necesitaba para salvar su vida, aunque estuviera solo con sus perros en un pedazo de hielo flotando por la costa de Labrador.
Tal vez sólo había un punto en el cual un Boy Scout lo pudo ayudar de haber estado allí. Cuando vino la oscuridad, pensó en encender un destello que llamaría la atención de cualquier persona en la orilla, así que deshilachó un pedazo de cuerda y la embarró de grasa de los perros, estaba por encenderla cuando notó que sus cerillos se habían mojado y con ese aire húmedo no podría secarlos.
Me pregunto si él pensó en la treta de los Scouts de secarlos en su mismo aire por un minuto o dos.
Para mantenerse caliente usó a uno de los perros muertos como asiento, abrasando muy cerca a los otros perros por su calor. Sus pies al estar en mocasines delgados, que se podían mojar fácilmente, estaban congelándose hasta que tuvo una idea para mantenerlos calientes. Él había visto a los Lapones poner mucho pasto en sus botas antes de ponérselas y después rellenar las piernas con todo el pasto que les cupieran.
El Doctor Grenfell tal como se veía en la isla de hielo,
con una capa de pieles de perro y botines hechos con
la franela que le quitara a los tirantes de los perros.
Usó su camisa como bandera, e hizo una asta para
la bandera con piernas congeladas de perros.
No había mucho pasto que creciera en su isla de hielo, así que Grenfell tuvo que inventar algo que lo sustituyera; cortó de los tirantes de los perros un poco de franela con la que estaban forradas para prevenir excoriaciones y con esto rellenó los mocasines haciéndolos calientes y enredó lo que sobraba en sus rodillas a manera de botines.
De esta manera obtuvo suficiente calor para poder dormir. Cerca de la mañana despertó con la idea que tenía que hacer algo como una bandera para atraer la atención de la gente en la orilla, para mostrar que había alguien en peligro en el hielo.
El problema era ¿cómo hacer una bandera? Me pregunto ¿Si un Boy Scout hubiera encontrado una manera?
Grenfell tomó las piernas congeladas de los tres perros muertos y las unió atándolas con pedazos de cuero crudo, así hizo una asta a la cual entonces amarró su camisa como bandera. Esto funcionó muy bien hasta que el sol subió empezando a derretir un poco las piernas que se volvieron una asta un poco inestable; como lo describe el doctor, "casi se hace nudos por sí misma".
Como un verdadero Scout, Grenfell nunca se desesperó; siguió pensando en maneras de sobrevivir a estos peligros.
Pensó en prender fuego a una cuerda desenredada usando un pedazo de hielo que funcionara como un espejo. De esta manera él esperaba atraer la atención de la gente en la costa con señales de humo; pero mientras se encontraba ocupado preparando esto, vio el destello distante de lo que parecía un remo de un bote, luego lo vio otra vez y después vio el bote mismo.
Su bandera había sido vista por unos pescadores que se impulsaron en su bote a través del hielo hasta llegar a él y a sus fieles perros y los pusieron a salvo a todos.
Un hombre lo había visto la noche anterior cuando oscurecía y propagó la noticia por la costa, así que todo el tiempo, aunque él no lo supiera, ojos angustiosos lo vigilaban.
La única dificultad era conseguir una embarcación que fuera a través de los pedazos de hielo y de los témpanos que cubrían la oleante superficie del mar entre él y la costa, pero lo lograron brazos fuertes y resueltos.
Al final sus rescatadores lo trajeron a salvo a tierra, donde cada hombre, mujer y niño del caserío estaban en la playa para darle la bienvenida con vítores y muchos de ellos, con lágrimas de alegría.
El Doctor Grenfell dice que durante toda esta terrible experiencia ni una vez sintió miedo. Pensó que probablemente se acostaría a dormir su último sueño en la isla de hielo, pero este pensamiento no lo perturbó mucho.
Al mismo tiempo, sintió algo de ese lamento que le viene a muchas personas cuando van a morir y es el recordar cuánto tiempo se ha desperdiciado (aún él) cuando se ha tenido una vida y oportunidades para hacer el bien a otras personas y cómo se han dejado ir esas oportunidades sin haber realizado tanto como se debería haber hecho.
Así que sigan haciendo buenas acciones cada minuto que tengan oportunidad de hacerlas y cuando se encuentren cara a cara con la muerte, podrán decir:
"Obré lo mejor al hacer mi deber. No desperdicié el tiempo haciendo otras cosas".
UN SCOUT ANIMOSO
No es siempre en el campo de acción que se puede mostrar heroísmo; algunas veces es en su casa o en la vida privada que puedes mostrar tu heroísmo, aunque en éstos, tus actos no sean tan visibles. Aquí hay un caso:
El Guía de Patrulla Leonard Sanderson, de la Primera Tropa de Jesmond tuvo un grave accidente en un ascensor, que le aplastó un muslo. Aún cuando tenía fuertes dolores y sobresaltado por su repentino accidente, para no preocupar a sus padres lo tomó a la ligera. Por consiguiente, estuvo muchas semanas en el hospital y le operaron varias veces, pero siempre se mostró alegre y paciente. Le enviaron muchos regalos de frutas, pero como un verdadero Scout, los compartió con otros pacientes. Hizo juguetes para los niños enfermos y ayudó a las enfermeras a enrollar vendas. Nunca olvidó su deber de Scout dando un buen ejemplo para otros.
UN SCOUT QUE FUE UN BRIBÓN
"El chico que paró al caballo que huía, nunca lo hubiera hecho de no haber sido un Scout. Con anterioridad fue un bribón de primera, siempre metido en hacer alguna travesura".
Eso es lo que decía de él el reporte.
Pero eso es lo que pasa cuando un muchacho se vuelve Scout; deja de ser un tonto, quien va vociferando sin sentido y siendo una molestia para todos. En vez de ser así, hábilmente se convierte en un individuo varonil, listo en cualquier momento para dar ayuda a cualquiera que lo requiera, sin recibir ninguna recompensa y sin pensar si la persona es rica o pobre, joven o vieja.
En alguna ocasión hablaba con un noble, quien me dijo que no hacía mucho tiempo se había roto una pierna, cuando se estaba recuperando su doctor le aconsejó hacer un paseo diariamente ayudándose a caminar con dos bastones.
De acuerdo con esto, fue a Hampstead Heath, estaba animadamente deambulando, una pulgada tras otra, cuando llegó una patrulla de Scouts, el Guía lo saludó y dijo:
¿Le podemos ayudar, señor?. Podríamos hacer una camilla con nuestros sacos y nuestros bastones para llevarlo".
El Duque dijo que cuando vio a los muchachos y se los imaginó tratando de cargarlo, pues él no es un hombre pequeño, casi se ríe fuerte; pero les agradeció mucho y les contó que él estaba caminando a propósito para poner su pierna en buen estado.
Esta buena intención, de cualquier modo, ha dado a los Scouts un buen lugar en su corazón.
EJERCICIOS DE PISTA
Cuando camino por una carretera o un sendero, generalmente hago un poco de ejercicio de pista todos los días, porque solamente es con práctica constante que un colega puede aprender ejercicios de pista o puede seguir en forma una vez que los ha aprendido. Es bastante simple y fácil de hacerlo, sólo que los Scouts no siempre piensan en hacerlos.
Aquí, por ejemplo, esto es lo que hice una mañana. No hay nada de maravilloso en ello, pero los Scouts comprenderán mejor que nadie que dicha práctica deberá ser una cosa de todos los días, y no meramente tratar de hacerlo en alguna gran ocasión. Esto hubiera sido un fracaso si no lo hubiera hecho antes regularmente.
Mi práctica la hacía en un camino rural ordinario, seco y duro, con una pequeña capa de polvo en casi todos lados; hacia arriba y hacia abajo, entre altos setos y sin viento (el viento, ustedes saben, pronto allana las huellas en el polvo y las hace verse más viejas de lo que realmente son).
Como a las ocho de la mañana, mientras pasaba de un campo a otro, crucé el camino principal en un punto que era la cima del cerro.
Leí algunas noticias en el suelo y esto es lo que decían:
"La sra. Sharp está enferma esta mañana y Johnny Mime fue a la estación de trenes a recoger unos periódicos."
Así es como lo vi:
Había sólo dos huellas frescas. Unas eran de un niño caminando y las otras de una bicicleta.
Las pisadas del niño mostraban una bota de clavos, no lo suficientemente grandes para ser de un hombre, e iban en el camino que va a la escuela y a la estación de trenes. Era sábado, un día enteramente de fiesta, así que no podía haber ido a la escuela, por lo tanto, iba a la estación.
¿Por qué a la estación? Porque a las 7:33 el tren llegaba con los periódicos y sus huellas regresaban otra vez. (Eventualmente se sobreponían a las huellas de salida).
Un muchacho en la aldea, Johnny Milne, fue empleado por la tienda para ir a buscar los periódicos en la estación de trenes.
Así que si el tren llegaba a tiempo, él hubiera pasado por este punto 20 minutos más tarde en su camino de regreso; es decir, siete minutos para las ocho.
Bueno, pues la huellas muestran que la bicicleta se dirigía hacia arriba del cerro (en el camino, las huellas zigzagueaban, si hubiera ido hacia abajo serían bastante rectas), el que montaba la bicicleta se iba cansando al llegar a la cima (más zigzags). Allí paró la bicicleta (un giro violento y un patinón de la llantas en la arena), el que montaba se bajó a descansar. Era una mujer (pies pequeños, sin marcas de clavos, tacones pequeños y puntiagudos).
Se detuvo un poco de tiempo (pisadas encimadas), luego se montó otra vez y siguió. Ella pasó por este punto entre a las 7:15 y diez para las ocho (Las huellas de la bicicleta pasaron sobre las de Johmiy Milne a las 7:15, pero las pisadas de regreso, a los diez minutos para las ocho, se sobreponían a las huellas de la bicicleta, así que habían sido hechas después que pasó).
"La sra. Sharp está enferma, y Johnny Mime
trajo los periódicos de la estación."
¿Qué dama estaría montando bicicleta en este camino a esa hora de la mañana? (Una dama bastante fornida, a juzgar por el ancho de su pie y también por el hecho que tuviera que descansar al llegar a la cima).
El camino llegaba a una casa donde vivía la sra. Sharp, quien no estaba muy bien de salud.
La dama seguramente era la sra. Clarke, la enfermera de alguna edad de ese distrito, quien iba en su bicicleta a visitar a la sra. Sharp y se encontraba aún allí (pues no había huellas de regreso).
Así es como un Scout puede leer las noticias en el suelo y aunque las noticias de esta mañana no eran tan importantes, siempre vale la pena practicar y leerlas, pues tal vez algún día sí quiera recoger alguna información importante, y es solamente por la práctica diaria que le permitirá hacerlo.
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