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Manual de Lobatos
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QUINTA DENTELLADA

Los Buenos Chicos - Cómo haceros serviciales vosotros mismos
El Juego del Muchacho Zulú - La Danza de la Muerte de Shere Khan

Los Buenos Chicos

"Doblar correctamente las prendas de vestir y satisfacer a Akela de que hace lo mejor por conservar limpio en orden su cuarto de dormir y el Local de la Manada".

ALLÁ EN LA SELVA vivía la vieja lechuza de ojos amarillos, redondos y grandes, con dos copetitos sobre su cabeza a guisa de orejas. Los niños tontos le tenían miedo porque sólo llegaba de noche, dando un grito ululante, fantástico, que les sonaba como si fuera de fantasmas; mas los niños de la selva no ignoraban que era sabia y fina para con todo el mundo. En la villa vivía un sastre que tenía dos hijos pequeños, Tomasito y Juanito. Vivían con él y con su anciana abuelita; su madre ya había muerto. Aún cuando la abuelita los amaba, siempre los estaba regañando por flojos, olvidadizos y sucios. Durante sus juegos hacían un ruido infernal y todo lo volvían al revés poniendo los muebles en desorden, rompiendo la loza, inutilizando su ropa y poniéndose hechos un asco; nunca pensaban en las penas y trabajos que ocasionaban a los demás, sólo pensaban en diverttrse.

La abuelita les contaba cuán diferente había sido aquella casa en años pasados, cuando el Buen Chico habitaba en ella. ¿Quién era el Buen Chico? querían saber los muchachos.

El Buen Chico -decía la abuelita- era un duendecillo que solía venir a casa antes que nadie se levantara, limpiaba la chimenea y ponía fuego, acarreaba agua y preparaba el desayuno; ponía los cuartos en orden, desenhierbaba el jardín, hacía, en fin, todos los quehaceres sin dejarse ver de nadie jamás; siempre abandonaba la casa antes que alguien se hubiese levantado; era una bendición para todo el mundo, todos eran felices, y la casa reluciente y limpia.

Tomasito y Juanito desearon saber cómo podrían conseguirse un Buen Chico que viniera a ayudarlos en los quehaceres de su casa, evitándoles tener que hacer las diferentes cosas que su padre y su abuelita estaban ordenándoles siempre.

Rogaron a su abuelita les dijera cómo podrían encontrar un Buen Chico, y ella les dijo que lo mejor era ir en busca de la vieja sabia lechuza y preguntarle, pues ella probablemente sabría todo lo relativo a los duendes, y les podría informar dónde encontrar un Buen Chico.

Así, pues. Tomasito, el más grande, salió de su casa después de que oscureció y cuando oyó a la lechuza cantar, imitó su canto, se acercó a ella y se pusieron a conversar. Tomasito le contó sus penas, cómo se le hacía pesado trabajar cuando él deseaba jugar, y cómo ansiaba encontrar un Buen Chico que viniera a vivir a su casa, de tal manera que ya no tuviera que desempeñar más trabajos por sí mismo, dedicándose a descansar.

¡Oj! ¡ju ju ju! ¡ju- ju- ju- juuu!- dijo la vieja lechuza:- ¿Ves aquel estanque? Ve por el lado norte y cuando la luna se refleje en él da tres vueltas y di: "Tuérceme, dame vueltas y muéstrame al enano. Mira en el estanque y ... para obtener las últimas palabras del verso, ve en el agua y allí encontrarás al Buen Chico cuyo nombre completará el verso, si tú lo deseas".

Cuando la luna hubo salido, Tomasito fue al estanque. dio tres vueltas sobre sí mismo y gritó:

Tuérceme, dame vueltas y enseñame al enano.

Miró en el estanque y vio...

Pero al ver en el estanque no veía otra cosa que su propio retrato.

Así, pues, regresó a donde estaba la vieja lechuza y le dijo que no había visto más que su propio retrato en el agua, en donde él esperaba ver un Buen Chico que viniera a casa a desempeñar su trabajo.

Entonces la vieja lechuza le dijo:

-¿No viste a nadie cuyo nombre completara el verso que yo te di? El replicó:

-No.

Y la lechuza le dijo:

-¿Qué viste en el estanque? Tomasito replicó:

-Mi retrato. Entonces la lechuza dijo:

-¿Y las palabras mi retrato no completan el verso?

Y Tomasito pensó en el verso: "Tuérceme, dame vueltas y enseñame al enano. Miro en el estanque y encuentro mi retrato".

-Pero yo no soy un Buen Chico - agregó el niño.

A lo cual replicó la lechuza:

-No, pero puedes serlo. Tú puedes ser un Buen Chico, si tratas de serlo; tú eres un niño fuerte, puedes barrer el piso; eres lo suficientemente inteligente para hacer un fuego y encenderlo; puedes llenar la marmita y ponerla a hervir; puedes arreglar tu cuarto; puedes poner la mesa para el desayuno, puedes hacer tu cama y doblar tus vestidos; todo esto puedes hacerlo antes de que alguien se haya levantado, y cuando tu padre y tu abuelita bajen pensarán que los duendes han hecho el trabajo.

Los Buenos Chicos son hombrecillos pequeños que viven en las casas y hacen el bien en ellas.

En algunas casas en vez de Buenos Chicos hay Boggarts, esto es, Malos Chicos; éstos son pequeños diablillos. Cuando la gente desea estar tranquila para dedicarse a escribir o a leer, o cuando se encuentra enferma y cansada, los Boggarts, comienzan a dar de gritos y a correr por el cuarto.

Cuando la casa está limpia y arreglada, vienen a poner todo en desorden rompiendo los muebles y la loza y dejan todo fuera de lugar para que otros vengan y lo arreglen. Son sucios y perezosos y nunca tratan de ayudar a sus padres.

Los Malos Chicos son bestezuelas horribles muy diferentes de los Buenos Chicos.

Pero los Malos Chicos no son en realidad genieciiios o duendes, son niños y niñas comunes y corrientes que viven en las casas y que se convierten en Buenos Chicos, si se levantan a tiempo para hacer su Buena Acción, en vez de permanecer en cama y portarse como Malos Chicos.

Los Buenos Chicos hacen su trabajo calladamente, sin desear que se les den las gracias y se les premie por ello, Lo hacen porque tal es su deber para con su padre, su madre y su familia. Algunas veces les costará trabajo porque se sienten cansados y desean jugar, pero entonces deberán recordar que aquello es su deber y que el deber hay que anteponerlo a todo lo demás.

Así, pues, en nuestra historia, Tomasito y Juanito, después de que recibieron el consejo de la vieja lechuza, dejaban su cama muy temprano en la mañana.

Limpiaban la casa y encendían el fuego; ponían todo lo necesario para el desayuno y volvían sin hacer ruido a su recámara; cuando el padre y la abuela bajaban esperando encontrar mucho en qué trabajar, se quedaban atónitos al ver que ya todo estaba hecho, y pensaban que los duendes lo habían ejecutado.

Así sucedió día tras día, y nuestros niños cada vez encontraban más placer en el cumplimiento de su deber, mucho más que el que habían encontrado en sus antiguos juegos; pasó algún tiempo antes de que sus padres descubrieran quiénes eran los verdaderos Buenos Chicos.

Así, todo Lobato puede y debe ser un Buen Chico en su casa, ejecutando buenas acciones todos los días para su padre y su madre, sin ostentación.

Un Lobato jamás se parece a un Boggart.

Y no se conforma con hacer una Buena Acción en casa, sino que también las hace cuando está fuera de ella: para su compañero de escuela y para su maestro, cuando está en la escuela; para su compañero Lobato y para su Jefe de Manada, cuando está en la Cueva; en el tranvía o en la ciudad.

Cuando encuentra oportunidad de servir a alguien, lo hace inmediatamente, porque tal es su deber. Y jamás aceptará una recompensa por haber obrado así.

Cómo haceros serviciales vosotros mismos

Hacer las camas

¿Hacéis vuestra propia cama en la mañana? Si no, ¿por qué no lo hacéis? Estáis perfectamente capacitados para hacerlo y si lo hiciereis, ahorraríais tiempo y trabajo a muchas otras personas. Vosotros debéis saber que yo hago mi cama todos los días, guardo mi ropa y arreglo mi cuarto y estoy seguro de que cualquier Lobato puede hacer lo mismo, Yo me levanto generalmente antes que todos y no aguardo a que vengan a arreglar el fuego y lo enciendan, sino que yo mismo lo arreglo.

Examinad vuestras camas y ved cómo están tendidas las sábanas y los cobertores y cómo están doblados, y haced vosotros lo mismo mañana sin decir una palabra a nadie. ;Qué sorprendidos quedarán todos al ver el trabajo ya hecho!

No olvidéis, al hacer vuestras camas, que todas las sábanas y cobertores deben ser sacudidos y aireados, el colchón volteado sobre el otro lado, y, además, la parte que anoche fue cabecera, hoy debe ser piecera; así se evita que se vuelva hoyancudo y boludo. Cuando volváis a tender las sábanas y los cobertores, hacedlo con cuidado, restirándolos bien, de tal manera que nadie pudiera haberlo hecho mejor.

Limpieza de las ventanas

Una gamuza húmeda para limpiar y una seca para pulir, dejan las ventanas muy lustrosas y bonitas.

Limpiabotas

Este trabajo lo podéis aprender vosotros fljándoos cómo lo desempeñan los limpiabotas, y tomando nota de las diferentes mañas que ellos tienen para limpiar las botas casi tanto corno para limpiar objetos de metal, con un pedazo de suave franela y grasa.

Lavado de la vajilla

Lavad platos, tazas, cuchillos y tenedores, pero hacedlo con cuidado para no desportillar y romper aquéllos; el agua debe estar caliente, para que quite la grasa. Secádlos y Iustrádlos después.

Limpiar tapetes

Rociadlos con hojas húmedas de té, de las que sobran después de haber hecho una infusión, y en seguida barredlas, pues ellas recogen y guardan el polvo.

Lavado de ropa, pañuelos y calcetines

Haced una jabonadura con agua tibia y ponedlos en ella, dejando que se remojen perfectamente. En seguida enjuagadlos con agua limpia. Y por último, volvedlos a lavar con agua limpia y fría, y colgadlos para que se sequen.

Pasear al bebé

Llevad a pasear al bebé en su cochecito. Pero no lo abandonéis para ir a jugar con otros muchachos. Recordad que estáis cumpliendo con un deber, y por tanto, como a un centinela, no os es permitido dejar vuestro puesto. No llevéis al nene por la mitad de la calle y tenedlo siempre fuera del alcance de los automóviles y de las bicicletas.

Llevar recados

Llevad mensajes tan aprisa como os sea posible y sin cometer errores o tonterías u olvidar lo que se os dijo, como lo hacen de ordinario los muchachos.

Estas son unas cuantas ideas de cómo podéis ser un Buen Chico en casa.

  Juego: EL MUCHACHO ZULÚ. Uno de los Lobatos representa al muchacho zulú, que pintado de blanco es enviado a la selva para ser cazado por la tribu.

En vez de la pintura blanca, en nuestro juego el muchacho lleva un sombrero blanco de tres picos hecho de papel, el cual no debe quitarse para nada durante el juego.

A cierta hora se le envía a la selva para que se esconda. La Selva, para el caso, será el campo o las calles en 600 metros a la redonda, en cualquier dirección a partir de un punto central bien definido: la Iglesia, la escuela, o un árbol, etc.

Se le dan 10 minutos de ventaja, que debe aprovechar para alejarse y esconderse; entonces la tribu (es decir la Manada), recibe la orden de salir por parejas en diferentes direcciones a tratar de cazarlo. Pueden rastrearlo y preguntar a las personas que se encuentren en el camino si han visto a un muchacho que lleva un sombrero blanco de tres picos; y si lo encuentran lo pueden corretear, hasta capturar el sombrero blanco.

Pero las parejas de cazadores deben estar juntos a la hora de la caza, pues no debe ser capturado por un Lobato solo.

El muchacho que hace de zulú no debe esconderse en un edificio deshabitado, salvo que el caso se halle previsto con anticipacicón; pero puede usar vehículos de cualquier naturaleza, siempre que no se quite para nada el sombrero.

Si durante una hora logra evitar que le capturen el sombrero, ganará el juego.

La Danza de la Muerte de Shere Khan.

De nuevo vamos a la selva a bailar la Danza de la Muerte de Shere Khan. El último día del tigre pretencioso, llega a ser despertado éste de su sueño, junto a una barranca seca del río Waingunga. Al amanecer había matado a un cerdo y se lo había comido y había bebido también. Mowgli, con la ayuda de Akela y del Hermano Gris, había dividido una manada de búfalos en dos, guiándolos hacia la barranca desde puntos opuestos. Shere Khan, imposibilitado para trepar por los flancos de la barranca debido al almuerzo que había ingerido, murió aplastado bajo los pies de los búfalos aterrados, y tuvo así la muerte de un perro. Ahora veamos la danza:

  Juego: LA DANZA DE LA MUERTE DE SHERE KHAN. 1º. La Manada forma un círculo, y dando vueltas a la izquierda, camina alrededor y cantando el siguiente estribillo con la música de Frére Jacques:
La caza de Mowgli.
La caza de Mowgli.
Acabó con Shere Khan..
Acabó con Shere Khan..
Desollando al traidor.
Desollando al traidor.
¡Ra! ¡ra! ¡ra! ¡ra! ¡ra!

Después de haber dado Mowgli muerte a Shere Khan le quitó la piel, aun cuando tuvo para ello que sostener una lucha con el viejo Budeo, el cazador, y pidió ayuda al Hermano Gris para que mantuviera quieto a este hombre hasta que prometiera retirarse. Mowgli llevó la piel al consejo de la roca, después, como vosotros sabéis.

Volvamos ahora al canto. Se da un paso en cada linea y el canto se repite inmediatamente, cada quien volviéndose y caminando en dirección opuesta. Los movimientos son como siguen: la línea se mueve principiando con el pie derecho, y poniendo la mano derecha sobre los ojos, a manera de visera, en actitud de acecho, observa a su alrededor. La línea 2 repite el movimiento usando su mano izquierda. La línea 3 hace un movimiento vigoroso como de apuñalar al tigre. La línea 4 repite este movimiento. La línea 5 con ambas manos levantadas enfrente de la cara imita la acción de desollarlo quitándole la piel. La línea 6 lo repite. La línea 7 danza hacia la derecha moviendo el brazo sobre su cabeza. La línea 8 repite este movimiento.

Para la segunda parte, los Lobatos se ponen en cuatro pies de frente al centro del círculo con el Guía fuera de él. Esta parte de la danza consiste en una serie de vituperios para el tigre muerto, dirigidos por el guia. Contesta la Manada avanzando a gatas un tanto hacia el centro y dando un gruñido. Los vituperios deben ser cuatro en total. Los gruñidos comienzan muy suavemente, creciendo gradualmente en fuerza y en ira. Pero la Manada no hará ningún movimiento ni ruido entre un gruñido y otro. Los vituperios son: "Lungri, comedor de ranas"; "muere, bestia de la selva"; "cazador de niños Lobatos". Al tiempo del cuarto gruñido la Manada debe haber llegado a la Roca del Círculo.

La tercera parte de la danza la comienzan los Lobatos de rodillas, sentados sobre los talones con los brazos colgando, sueltos a los lados. El Guía se arrodilla en la misma forma que los demás, levanta los brazos hacia arriba y dice lenta y pausadamente: "¡Shere Khan ha muerto!" La Manada entonces extiende sus brazos en la misma forma y al unísono con él, conservando los brazos en esa posición, hace tres caravanas tocando el suelo con las manos y la frente diciendo: "Muerto - muerto - muerto". En seguida, de un salto, se ponen sobre sus pies dando un frenético "Viva" por tres veces y tirándose al suelo como si hubieran sido heridos repentinamente. Después de permanecer en silencio profundo durante 5 segundos, se da la señal de que se pongan en pie, y concluye así la Danza de la Muerte. Esta danza no es tan difícil como puede deducirse en esta descripción y si se ensaya cada parte separadamente, antes de ensayar en conjunto, la Manada la aprende con facilidad.

Si deseáis entretener a vuestros padres, madres y amigos, no hay nada mejor que la Danza de Tabaqui, seguida inmediatamente de la Danza de Shere Khan.

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