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Manual de Lobatos
8a dentellada

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OCTAVA DENTELLADA

Accidente en el Niágara - Nudos - Natación - Hombre de mar
Jack Cornwell, V.C. - La Cueva de los Lobatos

Accidente en el Niágara

CUANDO VISITE EL CANADÁ, hace algunos años, ocurrió una escena terrible en las Cataratas del Niágara. Era la mitad del invierno. Tres personas, un hombre, su esposa y un joven de diecisiete años, cruzaban a pie un puente que el hielo había formado sobre la corriente del río, cuando de repente el hielo comenzó a ceder y se rompió en parte.

El hombre y su esposa se encontraron de pronto sobre un bloque de hielo que flotaba y se alejaba lentamente de la parte principal, en tanto que el muchacho estaba sobre otro.

Alrededor de ellos el agua estaba cubierta con bloques de hielo que giraban y se golpeaban unos contra otros, de tal manera, que era imposible nadar y tampoco hubiera sido posible hacer llegar hasta ellos un bote en caso de que ahí hubiera existido alguno. Así, pues, se hallaban los tres a merced de la corriente, mansa en ese lugar, pero que lenta y seguramente los llevaba río abajo hacia los terribles rápidos, distantes de allí kilómetro y medio.

La multitud que estaba en la ribera veía el peligro en que aquellos se hallaban, y aunque se reunió por miles, ninguno parecía encontrar el modo de salvarles. La corriente debería hacerlos pasar debajo de dos puentes que cruzaban el río antes de los rápidos.

Flotaron los pobres náufragos en aquella dirección durante una hora. En los puentes, que se alzaban cincuenta metros sobre el agua, habían sido puestas cuerdas, las que dejaron caer para que se colgaran al paso esas otras personas.

Al pasar por allí, el muchacho pudo asirse a una de las cuerdas y manos bondadosas procedieron a levantarlo; pero cuando ya estaba a alguna altura, el pobre muchacho no pudo sostenerse por más tiempo y cayó en la corriente helada, para no ser visto más.

El hombre del otro témpano también pudo coger una cuerda, la que trató de amarrar alrededor de su mujer que se desmayaba, a fin de que por lo menos ella pudiera ser salvada; pero la corriente en ese lugar era muy fuerte y sus manos estaban entumecidas, por lo que no pudo anudar la cuerda, se le escapó ésta de las manos y unos segundos más tarde él y su esposa terminaron sus penas en aquellas turbulentas aguas que forman los rápidos.

Lo que un Scout pudo haber hecho

Es fácil mostrarse inteligente después que un hecho ha ocurrido; pero este desastre merece meditarse. ¿Qué habríais hecho vosotros si os hubierais hallado allí? Porque es el deber de un Lobato pensar en un plan y ponerlo en práctica en ocasiones como ésta.

Un jefe de Tropa canadiense me contó que él viajaba a bordo de un tren poco después del accidente y escuchó el relato de otro pasajero. No sabían que él tenía conexión con los Scouts y uno de ellos dijo: bien, yo creo que si ahí hubiera habido un Scout habría encontrado la manera de salvar a estas pobres personas. Ya veis vosotros lo que la gente espera de los Scouts. Lo único que hay que hacer, pues, es estar listos para llevar al cabo aquello que se espera de vosotros.

Pero como es útil e interesante saber lo que se podría haber hecho, en semejante trance, de manera que si un caso semejante se repitiera, y vosotros lo presenciarais, estuvierais en condiciones de saber qué hacer, he dibujado un mapa para demostrar la posición en que se hallaban los náufragos.

El uso de los nudos

Una cosa hay que notar en este accidente, y es el valor que tiene el saber hacer nudos, cosa que ningún Scout ignora. La gente piensa con frecuencia: ¿qué ventaja se obtiene de aprender cosas tan sencillas? Pues en aquel caso, si se hubiera tenido este conocimiento podrían haberse salvado tres vidas.

El Nudo Simple, para formar
una gaza, es muy fácil de hacer
pero difícil de deshacer.

Cuando las cuerdas fueron bajadas de los puentes debieron tener una o dos lazadas en los extremos para que las personas que se trataba de salvar pudieran ponérselas alrededor o pasar sus piernas y sus brazos por ellas. Las cuerdas usadas no tenían lazada alguna y los náufragos no sabían cómo hacer esta clase de nudos, y por ello no fueron capaces de salvarse a sí mismos.

Todo Lobato debe saber hacer nudos de manera apropiada.

Los muchachos, ordinariamente. son muy tomes para hacer nudos. Sólo logran hacer una maraña que después jamás podrán desbaratar pero que, sujeta a un esfuerzo, se desbarata en el preciso momento en que se desea que sirva. Esto nunca pasa a un marinero o a un constructor de puentes.

Nudos de la Primera Estrella


NUDO DE RIZO.
Para unir vendajes y cuerdas.


VUELTA DE ESCOTA.
Para unir cuerdas de diferente mena.

Nudos de la Segunda Estrella


NUDO DE BASTRINQUE.
Para sujetar el extremo de una cuerda a un mástil.


AS DE GUíA SIMPLE.
Forma una gaza que no se corre. Sirve para prestar auxilio.

Los nudos son fáciles de aprender y tan luego como vosotros los aprendáis podréis fácilmente enseñar a otras personas.

Para obtener vuestra Primera Estrella, tenéis que aprender dos de los nudos más útiles: el Nudo de Rizo y el Vuelta de Escota. Para vuestra Segunda Estrella necesitáis saber otros dos nudos muy importantes: el de Ballestrinque y el As de Guía simple. Usad reata o cuerda -nunca cordón- para aprender, y tan luego como os creáis listos tratad de hacer los nudos a oscuras o con los ojos vendados. Entonces probablemente os daréis cuenta de que no estáis tan aptos como os creíais.

Pero recordad que no siempre tendréis luz del día en el momento en que os sea necesario atar un nudo. Vuestra tienda puede haber sido echada abajo por el aire durante la noche, vuestro caballo puede haberse soltado y vuestra vela puede requerir el reajuste de sus rizos; habrá muchas ocasiones en que tengáís que anudar cuerdas en la obscuridad y, entonces, os sentiréis satisfechos de haber aprendido a hacerlo de antemano.

Es difícil seguir en un libro la descripción de un nudo si nunca se ha intentado hacerlo; por tanto, recurrid a Akela o a vuestro Seisenero para que os digan cómo se hace.

Natación

La natación no forma parte de la prueba de Primera Estrella, pero es algo muy útil de aprender y mientras más temprano lo aprendáis, mejor. Cuando tratéis de pasar vuestra prueba para ser Scout de Primera Clase, tendréis que pasar una prueba de natación, de la que solamente os podrán eximir por enfermedad.

El Práctico

¿Sabéis vosotros lo que es un práctico?

Pues bien, es un hombre que se gana la vida actuando como piloto en los vapores que se acercan a las costas.

El piloto ordinario es un hombre de vasta cultura que ha pasado exámenes rigurosos antes que se le permita actuar como piloto. Todo barco que se acerca a la costa tiene que servirse de un piloto para que lo guíe entre las rocas y los bancos de arena.

Pero el práctico es un hombre que se ha adiestrado para sortear los peligros de la costa, que navega en su propio barco de vela en toda ocasión, sobre todo el mal tiempo, con neblinas y borrascas, cuando los verdaderos pilotos suelen no encontrar los barcos que realmente los necesitan.

El práctico se acerca a las naves que no pueden pagar un piloto de verdad y les ofrecen sus servicios por una paga insignificante, guiándolos hasta el puerto.

Tan pronto como un barco se halla en peligro en los bancos de arena o en las rocas, él se hace presente. Es como el cuervo que en cuanto hay un animal muerto en el campo, aparece sin que se sepa de dónde viene.


El Práctico es un hombre rico en recursos

El práctico está listo para ayudar a rescatar la carga de un barco y obtener una buena recompensa; se le podría llamar también en ayuda de los náufragos si no fuera porque él hace cuanto puede para salvarlos antes del naufragio. Se han dado multitud de casos de salvamentos heroicos hechos por prácticos.

El práctico tiene, por tanto, que ser un valiente y avispado marinero para conservarse a salvo en una pequeña embarcación, en lo peor de las tormentas; generalmente empapado y con frío; sin alimento apropiado y sin haber dormido lo suficiente; conocedor del mar decímetro a decímetro aun durante la neblina, cuando no hay nada que lo pueda guiar; trabajar rudamente para ganarse la vida, y estar siempre listo para ayudar a aquel que se encuentra en peligro, aun a costa de su vida. Es el verdadero Scout Marino.



Un Scout Marino

Pescadores

Otro tipo fino de Scout Marino es el pescador de alta mar. Se pasa la vida navegando en velero hasta los lugares de pesca, muy adentro de los indómitos mares. Su vida es fría y dura y está en constante peligro por lo pequeño de su embarcación.

Pero es precisamente esta vida dura y áspera la que hace de esos pescadores gente de confianza. Son muy diferentes de esos tipos propios de la ciudad, de caras pálidas, que fuman cigarrillos, que nunca tienen que enfrentarse con los peligros y las dificultades, como no sean las que se les pueden presentar en un viaje en tranvía o en ómnibus.

Estos prácticos y pescadores de mar que desempeñan su trabajo en secreto durante el tiempo de paz, fueron de gran utilidad a nuestra flota durante la guerra limpiando el mar de minas. Esas minas eran bombas flotantes, de hierro, diseminadas en el mar por el enemigo para volar los barcos; pero los caza-minas hicieron su peligroso trabajo con destreza, recogiendo cientos de ellas y salvando así los barcos.

Marinos

También existen los marinos de las tripulaciones de miles de barcos mercantes y de pasajeros que navegan de los mares de vuestro país a todos los puntos del orbe. No vemos a muchos de ellos en nuestras calles, pero sabemos lo que hacen por las notas de los periódicos.

Hay naufragios e incendios en alta mar, choques y hundimientos; mas en la mayoría de estas catástrofes se dan casos de valor heroico y disciplina admirable, por parte de los marinos.

Los miembros de nuestra marina que vemos alguna vez por las calles son excepcionales en su raza: fuertes y sanos, capaces de prestar ayuda en cualquier ocasión en que sean requeridos para ello.

Su sangre fría y disciplina son bien conocidas: pero ¿no creéis vosotros que se necesita doble serenidad para ir al fondo de esos barcos de guerra, de acero, en medio del mar, durante una batalla?

Ahí los tenéis cumpliendo con su deber bajo el puente de acero, en la bodega de las municiones y atendiendo a las turbinas y poniendo carbón en las calderas, encerrados como ratas en una trampa, mientras arriba el resto de sus hermanos disparan los cañones y están alertas a lo que sucede en su alrededor.

Jugando el juego

Recuerdo que cuando Lord Beresfort me llevó a su barco y bajamos a las cámaras de fondo donde las puertas, a prueba de agua, conservan aprisionados a los hombres, sin que puedan escapar en caso de irse a pique el barco, me decía: "He aquí a los hombres verdaderamente valientes; los que desempeñan su trabajo sin ser vistos; los que no participan ni del honor ni de la gloria, pero que, sin embargo. son indispensables, pues sin ellos no marcharía el barco y no se ganaría la batalla."

Como estos hombres desearíamos que fueran todos los hombres del país. Que cumplieran con su deber en el puesto que les corresponde, sin desear ser vistos ni ser notados, sino haciéndolo por el cumplimiento mismo del deber, y no por la gloria que de ello pueda resultarles.

Así como hacen los
bomberos, permanezcan
en sus puestos cuando el
prójimo necesite ayuda.

Sabía yo jugar fútbol en la escuela, y por mucho tiempo fui el guardameta. Me sentía como esos fogoneros navales; hubiera deseado ocupar puestos en que estuviera jugando todo el tiempo; estar constantemente en posesión de la pelota; correr de un lado para otro entre los aplausos de los espectadores, en vez de estar confinado en la meta en la que tenía que permanecer solo y entumecido de frío, sin ser notado por nadie.
Sin embargo, cuando el enemigo llega hasta la línea, después de haber pasado al último defensa, entonces el éxito o el fracaso de la contienda dependen exclusivamente de aquel que ha permanecido en su puesto sin ser visto, es decir, del guardameta.

Lobatos, jamás olvidéis esto. Cumplid con vuestro deber aun cuando no tengáis ningún aliciente, aun cuando nadie se dé cuenta de ello. Tal cosa significa practicar el juego, no para vuestra gloría y entretenimiento, sino para que ganen los vuestros.

Jack Cornwell era un
niño, pero demostró en
la batalla de Jutlandia
que podía ocupar el
puesto de un hombre.

Jack Cornwell, V.C.

Cientos de vuestros hermanos Scouts sirvieron a bordo de la gran flota, y en el escuadrón de cruceros de batalla durante la gran guerra; los almirantes y los oficiales de sus barcos me han escrito diciéndome cuán grande era su disciplina y cuán grande, también, el espíritu que los animaba.

Algunos oficiales me han dicho que prefieren a los que han sido Scouts, que a otros que han salido de los barcos de adiestramiento de la marina, pues a los primeros se les puede confiar el trabajo, sin tener necesidad de estarlos vigilando para que no pierdan el tiempo. En los Scouts se puede confiar que cumplen con su deber, sin importarles lo que esto les cueste, a uno de ellos le costó la vida. Su nombre es Jack Cornwell.

Cumplía con su deber como encargado de uno de los cañones del barco "Chester", durante la gran batalla de Jutlandia, en junio de 1916. Los encargados de ese cañón fueron todos muertos, menos dos. Cualquier hombre en aquellas circunstancias habría abandonado su puesto y buscado refugio, ya que le sería imposible atender el cañón él solo; sin embargo Cornwell a pesar de esta mal herido, se quedó allí por si acaso se le necesitaba.

Se mantuvo en su puesto no obstante el dolor que le causaban las heridas y lo que sufría viendo a sus camaradas muertos y moribundos a su alrededor. Más tarde murió él también a consecuencia de sus heridas, pero había cumplido noblemente con su deber y demostrado que un Scout permanece en su puesto aun cuando esto le acarree la muerte.

Los Lobatos no son demasiado jóvenes para poder ser héroes. Muy a menudo los periódicos nos dan noticia de verdaderos ejemplos de heroísmo llevados al cabo por Scouts de nuestro país y del mundo entero.

La Cueva de los Lobatos

En una ocasión me introduje en la cueva de unos lobos para darme cuenta del lugar donde vivían. Era ésta una cueva de techo bajo colocada en la parte inferior de una roca, en un banco de tierra seca. El agujero era en parte natural. y en parte había sido escarbado por los lobos.

En la parte de adentro los lobos estaban perfectamente guarecidos del mal tiempo, y a la vez que no podían ser vistos, estaban también protegidos contra los ataques de los animales más grandes, ya que la entrada era tan baja que ellos tenían que arrastrarse por el suelo para entrar.

No difería ésta mucho de la cueva de los lobos descrita en "El Libro de las Tierras Vírgenes", donde Shere Khan trató de coger a Mowgli después de que los lobos se lo habían quitado.

Los lobos y Mowgli estaban a salvo dentro de la cueva, ya que la entrada era demasiado baja para que el señor tigre pudiera introducirse por ella, y así, lo único que él podía hacer era verlos con enojo desde afuera.

En la cueva de los lobos que yo examiné, había en el fondo una roca que sobresalía, y detrás de ella encontré una segunda cueva más pequeña que había sido excavada, evidentemente por los lobos más pequeños, los que de esa manera se habían construido su propia casa.

He ahí un ejemplo para vosotros, Lobatos. Vosotros debéis ser capaces de construiros casas adecuadas y secas en los llanos, o en los montes. Hay más placer en construirse uno mismo un refugio que en comprar algo ya hecho.

Podéis principiar por construiros un albergue en vuestro propio jardín.

Cómo construir una Cueva

El refugio que hayáis de construiros dependerá de los materiales de que dispongáis.

Uno muy sencillo se puede construir con sacos viejos, cosiendo unos a otros con cordones en forma de sábana. Si entones amarráis firmemente a la pared o a la acera una de sus orillas y sostenéis la obra con dos bastones o palos, obtendréis una magnífica cueva donde meteros cuando el sol esté muy caliente, y donde podréis jugar toda clase de juegos. También es fácil decorarla con pinturas a colores de lobos y otros animales silvestres, pintados sobre los mismos sacos. No os sería de utilidad para pasar la noche, ya que no evitaría la lluvia; pero cuando vosotros, ya mayores, seais Scouts, ya tendréis oportunidad de pasar muchas noches en el campo en carpas o tiendas de campaña y divertiros mucho con ello.

He dicho que las cuevas de los verdaderos lobos son muy cómodas para ellos; pero no para los hombres.

Las cuevas son generalmente húmedas, oscuras y llenas de tierra y, por lo tanto, no son buenas para la salud.

Los Pietiernos con frecuencia cavan casa para acampar lo que un verdadero Scout jamás hace, pues sabe que vivir en tales lugares es causa de enfermedades. Más de un Pietierno ha muerto sepultado por un derrumbe cuando trataba de cavar su cueva.

Cuevas en lugares cerrados

Espero que muchos de vosotros tengáis un rincón en la cueva general de la Manada, o, por lo menos, un pedazo de pared que de manera especial pertenezca a vuestra Seisena.

Si tenéis tal cosa, de vosotros depende que el aspecto de ella sea lo más apropiado y alegre posible. Si disponéis de un rincón, tal vez os permitan colocar, para independizarlo, biombos hechos con sacos, en los cuales hayáis pintado árboles o animales silvestres. Pensad bien cuál es la mejor manera de utilizar el área que os haya sido asignada. Podéis conseguiros colecciones de estampas de animales silvestres, y tarjetas especiales donde pintar los colores de la Seisena; además, podéis recortar de los periódicos ilustrados infinidad de cosas interesantes. En fin, hay multitud de cosas de las que os podéis servir para hacer que la Cueva de vuestra Manada se parezca a una cueva verdadera, aun cuando tengáis que recoger vuestras cosas después de cada Reunión y empacarlas para utilizarlas en la próxima. Haced que vuestro Seisenero hable con Akela sobre este asunto.

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