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Manual de Lobatos
9a dentellada

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NOVENA DENTELLADA

Cómo hacerse grandes y fuertes - La sangre - Alimentos sanos
Aseo diario -Aire fresco - Ejercicios
Saltos, equilibrio de libros, salto de rana y maroma
Rodar el aro, etc. - Respirar por la nariz - Las uñas y su cuidado
Los dientes y su cuidado - Los pies - Conocer el reloj - Servicio

EN NUESTRO EJÉRCITO había un batallón de hombres muy pequeños que no eran lo suficientemente altos para un regimiento ordinario y se les llamaba Bantams. Al principio, la gente se sentía movida a reírse de ellos porque eran tan pequeños; pero pronto demostraron que en el combate eran tan buenos como cualquier otro. Un hombre pequeño puede tener gran corazón y mucho valor dentro de si.

Nuestros Ghoorkas, los pequeños guerreros de nuestro ejército indio, lo han demostrado. Estos hombres magníficos se visten de una manera tan parecida a la de los Scouts, que a primera vista se les puede tomar por uno de ellos cuya piel ha tostado el sol.

También vosotros podréis tener un
gran corazón y mucho valor, a
semejanza de los Bantams.

Ahí están también nuestros amigos los japoneses. Son muy pequeños, pero tan valientes y tan fuertes como los Ghoorkas, y son unos magníficos soldados.

Así, aun cuando un Lobato sea pequeño, puede ser tan intrépido y útil como un muchacho más grande, si él pone empeño en serlo.

Los japoneses se hacen fuertes teniendo mucho cuidado con lo que comen, y se conservan muy limpios, aseándose constantemente, y ejercitan su cuerpo día tras día, lo que los hace sumamente fuertes. Están siempre sonrientes y tienen buen humor, esto los ayuda a conservarse sanos.

Cómo crecer

Un Lobato puede hacer lo mismo si lo desea. Estoy seguro de que todo Lobato deseará ser fuerte y sano; pero puede hacer algo más que un japonés, o un Ghoorka, puesto que puede ayudar a su crecimiento. además de hacerse fuerte.

Aquí diré algunas de las cosas que vosotros podéis hacer para ser robustos y sanos.

Sangre buena y en cantidad

Lo primero que hay que hacer es conservar la sangre que corre por vuestras venas sana y abundante. Lo que es el vapor para una máquina, es para vuestro cuerpo la sangre; le hace caminar bien o mal, de acuerdo con su vigor. Además, vuestra sangre es el alimento de vuestro cuerpo, como el agua el de las plantas: os hace crecer; si el organismo no la tiene en suficiente proporción, se conserva pequeño, endeble, y en oca-siones se marchita y muere.

Los animales, como los
caballos, saben hacer ejercicios
para conservarse fuertes.

¿Pero, cómo puedo yo obtener sangre buena y abundante si ésta se fabrica dentro de mí?

Alimentos sanos

Pues bien, la sangre se hace por medio de la alimentación que tomáis por la boca, y para obtenerla en abundancia, deberéis tomar alimentos que sean buenos para producir sangre, no dulce y caramelos, que. aunque saben bien, no son buenos: lo que hay que comer es carne sana, verduras y pan.

De este modo se obtiene abundante sangre; pero hay que obtenerla buena y sana y esto también lo deberéis hacer por vosotros mismos; nadie más lo puede hacer por vosotros.

Evacuar diariamente

Después de haber tomado vuestros alimentos, masticándolos bien, llegan al estómago, y la parte útil de ellos se asimila y va a la sangre, mientras que la parte inútil pasa al intestino. Si permitís que esta parte inútil permanezca dentro de vosotros demasiado tiempo -más de un día-, comienza a envenenar vuestra sangre y, por tanto, a contrarrestar el bien que el alimento sano había proporcionado al organismo.

Por consiguiente, deberéis ser muy cuidadosos, y deshaceros de la parte inútil de vuestra comida, por lo menos una vez al día, con regularidad. Este es el secreto para conservar la salud.

Aire nuevo y respiración profunda
Saber por qué hay que respirar por la nariz

Podéis robustecer vuestra sangre llevando a ella aire nuevo. La sangre necesita aire; por eso continuamente pasa al través de vuestros pulmones que están colocados a la mitad del cuerpo, tratando de obtener parte del aire que respiráis por la nariz. Ayudad a vuestra sangre respirando aire nuevo profundamente. No ese aire viciado que está dentro de los cuartos cerrados, sino aire fresco y nuevo en la cantidad que existe en los lugares abiertos.

Para ello deberéis echar fuera todo el que tenéis dentro, inspirando por la nariz, tanto aire cuanto sea posible contener en vuestro pecho hasta que éste y vuestras costillas se hayan ensanchado a su capacidad total. Practicad esto de cuando en cuando durante el día -cuando os encontréis al aire libre- y esto solo bastará para ayudaros a crecer y a robustecer.

Ejercicios corporales

Además de la buena comida y del aire nuevo, hay algo muy importante que vosotros tenéis que hacer con respecto a vuestra sangre, y es el ejercicio.

Como ya lo he dicho, la sangre es como el agua para la planta: nutre al cuerpo, o la parte del cuerpo que ella recorre. Tendrá siempre que llegar a todas las partes de vuestro cuerpo; pero si vosotros la ayudáis a hacer esto, lo hará mejor. Por esta razón, los corredores y los jugadores de fútbol, por el continuo ejercicio, consiguen que su sangre corra más ampliamente en sus piernas, lo cual las hace crecer en tamaño y en fuerza.

En la India hallaréis algunos nativos que llevan una mano sobre la cabeza. Hacen tal cosa como castigo por los pecados que han cometido. y prometen que tendrán su brazo en aquella postura y no volverán a usarlo. El resultado es que, por falta de ejercicio, la sangre no corre por él debidamente -la planta no es regada con propiedad- y poco a poco el brazo comienza a adelgazar hasta que se convierte en huesos cubiertos de piel, en algo inútil.

Por tanto, si vosotros queréis crecer en tamaño y fuerza ejercitad todos los miembros de vuestro cuerpo, que bien lo podéis hacer.

Saltar la cuerda

"Brincar la cuerda con los pies juntos 30 veces hacia delante y 30 veces hacia atrás; el Lobato mismo puede echarse la cuerda."

El muchacho que salta la cuerda echándola hacia adelante, voltea los dedos de sus pies hacia atrás, agacha los hombros y en vez de hacerse un bien, puede hacerse un mal.


Éste es el final del salto mortal,


no éste.

Conseguíos una cuerda -no necesita ser una de esas maravillas costosas con cabos de madera-, pero no deberá ser demasiado delgada y ligera y ensayaos a saltar.

Si no sabéis brincar, buscad dos amigos que os echen la cuerda al principio, y usad vuestro cerebro para aprender a brincar de manera adecuada y en tiempo oportuno. Paraos derechos, con los hombros hacia abajo, y con las puntas de los pies que apenas toquen la cuerda. ¿Estáis listos? ¡Bien!. Allá va sobre vuestra cabeza. Ahora brincad con los talones juntos, los dedos de los pies hacia afuera, y al caer, doblad las rodillas ligeramente hacia fuera. Dad un pequeño brinco, entre cada brinco grande, cuando la cuerda se encuentre sobre vuestra cabeza, esto os ayudará a conservaros en equilibrio y a guardar el compás.

Ahora, tratad de echaros la cuerda vosotros mismos. Comenzad teniéndola enfrente y conservaos erguidos. No caigáis sobre vuestros talones como si fueseis elefantes; tratad de saltar como una cabra montaraz (si es que podéis) y no golpeéis vuestros dedos en cada brinco. Deberéis brincar treinta veces, de espalda y solos, para obtener vuestra Primera Estrella. Practicad así cuidadosamente en vuestra casa.

Algunos niños pensarán que brincar la cuerda es cosa de niñas; pero los Lobatos tienen más sentido común y no creen eso. Saben que los jugadores de fútbol y los boxeadores usan este ejercicio en sus prácticas.

Salto de rana

He observado a muchos niños cuando hacen el salto de rana. Algunos lo hacen muy bien; pero muchos otros parecen sacos de carbón que golpean sobre la espalda de un cargador, y no una persona saltando. Cuando vosotros comencéis a aprender, hacedlo sobre un muchacho de vuestra misma estatura, o un poquito más pequeño. Haced que éste se pare a escuadra con vosotros; que se incline hacia abajo y que esconda bien la cabeza (si se para con los pies separados y se coge la cabeza con ambas manos habrá menos probabilidad de que le peguen): corred hacia él poniendo ambas manos sobre su espalda para saltar, con las piernas bien abiertas; tratad de pasarlo apoyándoos lo menos que sea posible en él.

Dos buenas demostraciones
de habilidad de equilibrista

Maromas
"Dar tres maromas hacia adelante y otras tres hacia atrás".

El salto de maroma consiste en rodar sobre el suelo hechos rosca con la cabeza entre los talones. Lo más importante de recordar en este ejercicio es que hay que conservar los hombros redondeados y la barba bien escondida; no os contentéis con poder rodar. Si os es posible, después de rodar poneos sobre los pies sin ayuda de las manos.


Una aguadora

Equilibrio
"Caminar erguido y con buen paso, llevando sobre la cabeza y sin usar las manos, un objeto sólido que pese aproximadamente un kilogramo, hasta una distancia de diez metros; dar vuelta y regresar al punto departida. Puede usarse una gorra de Lobato"

Algunas personas caminan y otras se arrastran encorvadas. ¿Vosotros qué hacéis? Es fácil distinguir a los que caminan de los que se arrastran encorvados. Los que caminan lo hacen erguidos, en su paso hay cierto ritmo y en sus ojos una mirada inteligente. El que se arrastra tiene los hombros agachados, la mirada estúpida, cuando camina no se fija en las cosas que hay a su alrededor, sino solamente en el piso.

Conseguíos tres libros más o menos del tamaño de éste, y tratad de caminar llevándolos en equilibrio sobre vuestra cabeza. Si os agacháis pronto caerán los libros al suelo; pero si camináis con los hombros derechos y la barba ligeramente levantada, pronto podréis rivalizar con un muñeco de barro.

Si halláis muy difícil este ejercicio, porque tengáis cabeza de forma rara, ensayadlo llevando puesta vuestra gorra de Lobato.

Quizás hayáis visto cuadros que representan a los aguadores. Imitadlos; pero no tratando de llevar sobre la cabeza el mejor jarrón de la recámara de vuestra madre, sino con algo que no se rompa si cae al suelo.

Rodar el aro

Algunos muchachos creen que rodar un aro es una cosa muy infantil; sin embargo. enseña una porción de cosas de utilidad. Hay que conservarse sobre la punta de los pies al correr, listos para escabullirse de un lado a otro; hay que tener buena vista y que pegar al aro con ambas manos. La mejor manera de practicar este ejercicio es colocar cierto número de obstáculos en vuestro camino, y guiar vuestro aro con seguridad alrededor y en medio de ellos (sin tocar uno solo). Cuando ya podáis hacerlo así, entonces querrá decir que vuestras manos están adiestradas a obedecer a vuestro cerebro.

Brincar
"Brincar en un solo pie un tramo de unos 20 metros describiendo una figura de ocho. Usar cada pie para la mitad de la distancia."

Brincar, es cuestión de práctica; tratad de brincar como un ave, nunca como un elefante. Para esto deberéis brincar sobre las puntas de los pies y no sobre los pies plano. Este ejercicio enseña a conservar el equilibrio, y, por tanto, hay que ensayarse a brincar describiendo la figura de un ocho; sobre la izquierda cuando se da para el lado contrario.

Lanzar una pelota
"Lanzar la pelota, primero con la mano derecha y después con la izquierda, de tal manera que un Lobato a diez metros de distancia la atrape cuatro veces de seis tiradas. Atrapar una pelota usando una o las dos manos."

El aventar y coger una pelota es también cuestión de práctica y de tener buena vista. Practicad mucho el acto de aventar la pelota con la mano izquierda, pues probablemente encontraréis que es muy fácil hacerlo con la mano derecha.

La razón por la cual la prueba exige que se aviente con ambas manos, es porque ambas manos deberán ejercitarse igualmente, y que no se desarrolle más un lado que otro de vuestro cuerpo, como sucedería con el uso exclusivo de la derecha. Cuando tratéis de coger la pelota, poned las manos en forma de taza y cuando la pelota llegue a ellas echadlas un poquito atrás, al mismo tiempo que la tomáis en ellas fuertemente. Si extendéis las manos enteramente abiertas, la pelota rebotará contra ellas, y si las ponéis separadas, pasará entre ellas sin que la podáis coger. Fijaos en la pelota desde el momento en que sale de las manos del que la avienta, y moveos hacia el lugar a donde calculéis que va a caer. No os quedéis parados esperando que el otro haga todo el trabajo por vosotros. La prueba para la Primera Estrella es aventar la pelota primero con la mano derecha y después con la izquierda a un compañero que se encuentre a diez metros de distancia de vosotros, de tal manera, que él la coja cuatro veces en seis tiradas. En turno, vosotros deberéis coger la pelota que os sea lanzada a una distancia de diez metros, también cuatro veces en seis tiradas, con cualquier mano. Todo esto os ayudará a convertiros en hombres fuertes y sanos; pero no olvidéis las otras cosas que también os ayudarán: tomar suficientes alimentos sanos (sin comer demasiado, pues esto solamente envenenará vuestra sangre); evacuar diariamente y de una manera regular, para limpiar vuestro cuerpo de sustancias venenosas; respirar en cantidad aire limpio, haciéndolo profundamente, y conservando vuestras ventanas abiertas de tal manera que el aire se renueve constantemente en el cuarto donde vivís o dormís.

Estas cosas las tenéis que practicar vosotros mismos; nadie puede hacerlo por vosotros; depende, pues, de vosotros mismos, el haceros grandes, fuertes y sanos, o permanecer pequeños y endebles.

¿Podéis recordar ahora las cuatro cosas que tenéis que hacer?
¿Cuáles son ellas?
 Alimentos sanos.
 Evacuar diariamente.
 Aire nuevo.
 Ejercicio corporal.

Cuando tratéis de coger la
pelota, poned las manos en
forma de taza.

Respirar por la nariz
"Saber por qué hay que respirar por la nariz"

Habréis notado que he dicho, al hablar de la respiración, que deberéis aspirar por la nariz.

¿Por qué no por la boca? Por esta razón: vuestra garganta, en la parte de atrás de vuestra boca, es muy delicada y propensa a pescar resfríos o inflamaciones, y si respiráis por la boca, el aire pega de golpe en ella y puede causarle un resfrío; si por lo contrario, respiráis por la nariz, el aire se entibia al pasar por ella y llega a la garganta, como si dijéramos por la puerta trasera, ya muy valenciano.

Pero aun hay otra razón por la cual se deberá respirar por la nariz.

En el aire flotan unas pequeñas bestias llamadas gérmenes. Son tan pequeñas que es imposible verlas a la simple vista; pero con un potente vidrio de aumento sí se las puede ver.

Son criaturas pequeñísimas, retorcidas, sumamente peligrosas si se introducen en vuestro cuerpo, en el cual pueden causar enfermedades de diversas clases.

Si respiráis con la boca abierta, muy probablemente dejaréis pasar algunas de ellas por vuestra garganta hasta el estómago, donde pueden causar grandes daños. Si por el contrario, respiráis por la nariz, ellas serán atrapadas por la secreción que hay en vuestras fosas nasales, y volverán a ser arrojadas cuando os sonéis.

Cuando hagáis un trabajo duro, si conserváis la boca abierta, pronto se secará vuestra garganta y tendréis sed, lo que no os acontecerá si respiráis por la nariz.

Se os ha dado la boca para comer, la nariz para respirar. ¿Por qué no usarlas para lo que se os han dado? Los indios piel roja de Norteamérica enseñaban a sus niños a respirar por la nariz amarrándoles la boca de día y de noche. La razón que ellos tenían para hacer esto es que se evite el que ronquen, lo que sólo hacen las personas que duermen con la boca abierta. Y roncar en un lugar rodeado de enemigos, es algo muy peligroso para vosotros, pues fácilmente darían en el lugar donde os encontráis durmiendo, y os pueden apuñalar.

Las uñas
"Saber por qué y cómo hay que tener aseadas las manos y las uñas limpias y cortadas..."

En el ejército japonés donde, como os he dicho, los soldados son siempre muy limpios, tienen orden de lavarse las manos antes de cada comida y en ningún tiempo pueden tener sucias las uñas. Hay la creencia de que esta costumbre ha evitado muchas enfermedades entre los soldados. La razón para ello es que estos pequeños gérmenes venenosos que flotan en el aire, viven en la suciedad y tienen muchas probabilidades de llegar a vuestras manos y esconderse en vuestras uñas, por lo tanto deberéis tener mucho cuidado de conservarlas limpias, esencialmente antes de tomar vuestros alimentos. Las uñas, tanto de los dedos de las manos como las de los pies, deberían conservarse recortadas, con tijeras, adecuadamente. Con frecuencia algunas personas sufren dolores originados por la uña del dedo gordo del pie que crece contra el dedo de al lado. La causa de esto es generalmente el dejar crecer demasiado esta uña, la cual, por la presión del zapato, se ve obligada a crecer lateralmente, introduciéndose en el dedo. Vosotros deberéis tener mucho cuidado de cortaros las uñas de los pies con frecuencia, una vez a la semana o, por lo menos, cada diez días; cortadlas a escuadra, a la orilla del dedo, no en forma curva, y con tijeras bien afiladas.

Las uñas de las manos deberéis cortarlas también una vez a la semana, para conservarlas en buen orden. Os las podéis cortar en curva, siguiendo la forma del dedo, para evitar que las esquinas se atoren y se rompan.

El comerse las uñas os perjudica sobremanera.

Los dientes
"Saber por qué y cómo hay que tener los dientes limpios"

Cierto hombre se llegó al oficial de guardia para inscribirse en el ejército, y habiéndolo examinado el oficial con respecto a su fuerza, estatura y vista, le observó después sus dientes y le dijo: "Es usted un hombre grande y fuerte; pero no puede inscribirse en el ejército, porque sus dientes son defectuosos."

El campesino fabrica un cepillo de
dientes sencillo, desfibrando la
punta de una vara seca de 15
centímetros de largo

Y el hombre salió de allí muy sorprendido, diciendo a sus amigos que actualmente los soldados no deberán ser buenos solamente para matar al enemigo, sino también para comérselo. La verdad es que un soldado no sirve si no puede, en caso de necesidad, masticar pan y carne duras.

Mientras una persona no mastique bien sus alimentos, al llegar éstos al estómago, la parte asimilable de ellos no saldrá para ir a la sangre, lo que ya os he dicho que es necesario para la salud; así, pues, conservad vuestros dientes sanos y fuertes.

No hay parte del cuerpo que los gérmenes venenosos ataquen más que los dientes. Se introducen en sus intersticios y los perforan, trayendo como consecuencia ese dolor tremendo que se llama dolor de muelas; y los dientes se pican y hay que sacarlos, lo que trae por consecuencia que ya no se puedan masticar los alimentos con eficacia.

Pero todo esto os lo podéis evitar si os tomáis el trabajo de limpiar vuestros dientes de manera adecuada, cepillándolos y enjuagándolos hasta hacer salir estos gérmenes de vuestra boca.

Lo primero que hay que tener es un cepillo de dientes y pasta o polvo dental.

Lo que no hay que olvidar es usarlo todas las mañanas y todas las noches, y también, si es posible, después de la comida de medio día.

Haced guerra a estos gérmenes con el cepillo, hasta conseguir arrojarlos fuera de sus escondites, entre los dientes y detrás de ellos, y luego con buches abundantes de agua arrojadlos fuera de la boca para no darles oportunidad de que perforen y destruyan las muelas.

En las selvas vírgenes del Africa no existen las droguerías, y, sin embargo, los naturales tienen espléndidas dentaduras que conservan limpias a fuerza de cepillarse después de cada comida con cepillos hechos de pequeños trozos de madera. Toman un pequeño palo y lo golpean en una de sus puntas con un martillo hasta que queda semejante a una brocha para pintar.

Los pies
"Saber por qué y cómo hay que tener aseados los pies..."

Vuestros pies tienen más trabajo que el resto de vuestro cuerpo, además, encerrados dentro de los calcetines y los zapatos durante todo el día, necesitan ser lavados con más frecuencia.

No podréis caminar mucho si vuestros pies lo resienten. Los pies se ampollan con facilidad porque se les deja humedecer con la transpiración, la que moja, además, los calcetines; esto reblandece la piel y da lugar a que se formen ampollas y quede la carne viva.

Tal cosa puede evitarse quitándose los zapatos y dejando que los calcetines y los pies se sequen y que la piel no se reblandezca.

Para evitar las grietas, es bueno espolvorearse talco o grasa en los pies antes de ponerse los calcetines.

Ampollas.- Si se os ampollan los pies, deberéis poner cuidado en ello y fácilmente sanaréis; pero si os descuidáis las ampollas, la piel se desprende y se hace una herida.

He aquí el tratamiento para las ampollas. Tomad una aguja y flameadla en la llama de un cerillo para desinfectarla. Una vez que esté fría, picad con ella la ampolla por un lado y comprimid la piel contra la aguja para exprimir toda el agua que contenga la ampolla.

Botas.- Las ampollas generalmente provienen de que las botas son demasiado grandes, y los pies se juegan dentro de ellas. Hay dos medios de remediar esto.

Si amarráis vuestras botas
más ajustadas a vuestros
pies con una correa como
ésta, evitaréis la molestia de
las ampollas

Uno es usar calcetines más gruesos: o dos pares de ellos. El otro es, atar los zapatos fuertemente a los pies por medio de una correa, pasándola debajo de la suela, cruzándola arriba del empeine y después alrededor del tobillo, donde se amarra como se ve en el grabado.

No uséis tampoco botas demasiado apretadas, pues con ellas jamás podréis caminar lejos. ya que vuestros pies se inflamarán con el mucho andar, y hay que ser inteligentes para dejarles espacio suficiente para ello.

Sabiendo estas cosas y llevándolas al cabo, podéis obtener verdadero placer en vuestros paseos a pie.

  Juego: EL CEPILLO DE DIENTES Y LOS GÉRMENES. Se forman los Lobatos en círculo y se toman de las manos con los brazos totalmente extendidos. un Lobato, en el centro, es el cepillo de dientes, y un Lobato fuera del círculo es el germen, el objeto del juego es que el cepillo de dientes atrape al germen. Los Lobatos pueden estorbar la entrada en el círculo y la salida de él al germen, bajando sus manos y acercándose unos a otros; pero el cepillo de dientes tiene libertad de entrar en el círculo y salir de él como le parezca.

Conocer la hora del reloj
"Decir la hora por el reloj"

En la antigüedad, cuando la mayor parte del tiempo tenía que dedicarlo el hombre a cazar, matar y comer sus alimentos, y descansar después del trabajo que esto demandaba, no tenía necesidad de saber la hora exacta del día o de la noche.

Pero ahora, que la gente tiene demasiadas cosas que hacer, es necesario saber el tiempo con segundos de precisión.

En la escuela habéis aprendido que 60 segundos hacen un minuto, 60 minutos hacen una hora y 24 horas un día y una noche.

He aquí la carátula de un reloj. Notaréis que hay en ella dos manecillas (una grande y otra pequeña), doce números y 60 líneas pequeñas.

La manecilla pequeña se mueve muy despacio sobre la carátula del reloj y cuando está señalando un número, o cerca de él, aquel número es la hora del día o de la noche (Si vosotros os fijáis en la carátula veréis que la manecilla está señalando cerca del número 12).

La manecilla grande se mueve mucho más aprisa, por que ella señala los minutos y tiene que recorrer todas esas 60 lineas pequeñas, de las doce a las doce, mientras la pequeña se mueve solamente entre dos números.

Los doce números solamente marcan las horas, pero constituiría un trabajo insoportable contar una por una las pequeñas marcas, para saber cuántos minutos han pasado, o faltan para cierta hora; por eso los relojeros las han arreglado de tal manera, que entre cada una de ellas hay cinco minutos -el número dos marca dos veces cinco minutos después de la hora, o sea, 10 minutos-; el número 8 está cuatro veces cinco minutos antes de la hora, o sea, señala que faltan 20 minutos. El tres está en la cuarta parte de los 60 minutos (tres veces cinco); el seis está a la mitad después de la hora, y el nueve un cuarto antes de la hora.

Fijaos en el reloj atentamente
y notaréis que tiene dos
manecillas de diferente tamaño,
12 números y 60 líneas pequeñas.

¿Podréis decirme la hora que es cuando la manecilla pequeña está entre las tres y las cuatro y la grande en las cinco? Pues 25 minutos pasadas las tres, naturalmente.

Construid vosotros mismos un modelo de reloj con manecillas que se muevan. Pronto seréis expertos, y cuando alguna ancianita que ya no puede ver bien el reloj os pregunte la hora, podréis decírsela y no tendréis que contestar "no sé".

Decirle la hora a una persona es hacerle un Servicio.

Servicio
"Haber cumplido tres meses de servicio satisfactorio como Lobato.
Estar capacitado para volver a pasar las pruebas de Parchetierno.
Poseer la Credencial al corriente".

Me imagino que vosotros tendréis Rover Scouts en vuestro Grupo (algunos ayudarán tal vez a que guardáis compostura); pues bien, su Divisa es "Servir" y ellos deben buscar todos los medios posibles para hacer un servicio, o un trabajo, para algún extraño cada día. Sin embargo, no son los Rover los únicos que tienen que servir. Los Lobatos harán Siempre lo Mejor en este sentido.

Por ello es que vosotros tenéis también que pasar tres meses sirviendo en vuestra Manada antes de recibir vuestra Primera Estrella (la mayor parte de vosotros estará más de tres meses, pues seguramente Akela querrá que conozcáis las materias muy bien, antes de daros la Estrella). Se espera de vosotros que concurráis con puntualidad a las Reuniones y que en ellas hagáis cuando podáis para ayudar al desarrollo del programa. Asistir con regularidad a las Reuniones de la Manada, no es suficiente. Vosotros tenéis que obedecer las órdenes con prontitud, tenéis que hacer cuanto podáis para ayudar a los otros Lobatos de la Manada, y que poner cuanto esté de vuestra parte para el mejor éxito de los juegos y del trabajo. Pero, sobre todo, debéis demostrar que tratáis de hacer siempre lo mejor por cumplir con la Ley de la Manada y la Promesa, no solamente cuando estáis con la Manada, sino en todo tiempo: en la casa, en la escuela, en la calle.

  Juego: LAS FLECHAS. (Se denomina así porque las preguntas representan flechas con las que se hiere a los Lobatos).

Los Lobatos se sientan en un círculo y en el centro el Jefe de Manada, quien les hace preguntas sobre nudos, la Bandera, etc. Si un muchacho yerra al contestar la primera pregunta que le ha sido hecha, dobla uno de sus brazos como si lo tuviera en cabestrillo; si yerra por segunda vez, dobla el otro; cuando yerra por tercera vez se arrodilla y a la cuarta vez se tira en el suelo como si estuviera muerto.

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