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Manual de Lobatos
Especialidad de Doméstico

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CAPÍTULO DÉCIMO

ESPECIALIDAD DE DOMÉSTICO

Ayuda a las madres

No hay necesidad de decir a un Lobato cómo ayudar a su madre; el amor es el único que le puede enseñar esto. Además, cada madre tiene ideas distintas a este respecto. Toda madre que ve que su hijo desea hacer cuanto puede en casa le encontrará seguramente algo que hacer. Así pues, aprended primero a tener un verdadero deseo de servir a vuestra madre, después demostrádselo. El resto lo hará ella.

Limpiar la chimenea

Cuando vosotros hayáis quitado las cenizas y demás desperdicios, deberéis coger un cepillo duro y con él quitar el hollín de la parte de atrás y de los lados de la chimenea. enseguida podréis barrer el piso. Luego podréis untar ligeramente con alguna sustancia, las barras y demás partes metálicas, puliéndolas con un cepillo. Esto seguramente os tomará algún tiempo y además requiere también fuerzas; pero no lo deberéis abandonar hasta que no hayáis obtenido en todas estas piezas suficiente brillo, semejante al que vosotros obtenéis cuando pulís vuestros propios zapatos y botas.

Preparar el té

Cualquiera puede preparar una taza ordinaria de té, pero muy pocos son los que harán una buena taza de té. Para ello lo primero que deberéis hacer es lavar bien la marmita, llenándola con agua nueva y fría hasta la coladera del pico.

Enseguida le pondréis agua para que hierva. Cercioraos, después de que la tetera está limpia y seca. Calentadla un poco con agua caliente antes de que la marmita hierva. Poned en la tetera una cucharadita de té por cada persona y una extra por cada tres, pero si son muchas entonces deberéis poner algo menos de una cucharadita por cada una, observad con cuidado la marmita para que en el momento en que hierva, es decir que ya haga burbujas o arroje vapor por el pico, la quitéis inmediatamente de la lumbre vertiendo el agua en la tetera. La mejor manera de cerciorarse de que la marmita está hirviendo es poner una varita o el mango de una cuchara contra el asa y si sentís que vibra como lo haría un motor en miniatura, sabréis que el agua está hirviendo. Después dejad que la tetera permanezca por un minuto cerca del fuego y ya estará listo el té para servirse.

Freír huevos

Romped el cascarón con cuidado vaciando el contenido en una taza. Cuando la grasa está hirviendo en la sartén, verted el huevo en ella suavemente para que no se rompa, cuidad de que la grasa rodee bien el huevo usando para ello un cuchillo, y si el huevo se pega levantadlo con el cuchillo para que la grasa pase por debajo de él. No pongáis demasiada grasa en la sartén, nada más la suficiente para que cubra toda su base al derretirse.

Para hervir huevos en agua, romped el cascarón y verted su contenido en una taza y luego con mucha suavidad volved a verterlo en agua hirviendo sacándolo enseguida, quitadle el agua sobrante y ya estará listo para colocarse sobre una tostada. Una o dos gotas de limón agregadas al agua harán que el huevo quede más firme.

Mondar y hervir patatas

Para mondar y hervir patatas, en forma correcta, lavad las patatas primero, luego mondadlas y quitadles los ojos con la punta de un cuchillo, enseguida colocadlas conforme las hayáis terminado, en una cacerola con agua limpia y tenedlas listas para cuando las necesitéis. Para hervirlas, colocadlas en agua fría con un poco de sal, pero si son patatas ya viejas pondedlas en agua hirviendo con un poco de sal; en los dos casos hervidlas hasta que se sientan suaves al picarlas con un tenedor. Tirad el agua y poned la cacerola sobre la estufa por un minuto. Esto último para secar las patatas y para darles mejor sazón.

Lavado de trastos

Este trabajo da idea de ser sumamente tedioso. Pero también hay una manera apropiada de desempeñar los trabajos tediosos. Para hacerlo bien y en forma agradable deberéis proveemos de una jofaina o recipiente lleno de agua limpia y caliente, a la cual se agrega jabón o polvo detergente, un estropajo y un trapo de secar, limpio. Principiad siempre por lavar las cosas que estén más limpias, como las cucharas y los tenedores, los platos pequeños, las tazas de té, etc., y al último los platos grandes y los cuchillos. Los vasos deberán limpiarse con agua fría y pulirse con un trapo seco.

Lavado de las ventanas

Si las ventanas están demasiado sucias conseguíos alguna substancia para blanquear, y con un trapo mojado en dicha substancia, recorredlas hasta cubrirlas bien con ella. Cuando ésta se haya secado quitad el polvo con un trapo seco y pulidlas con franela o gamuza. Otro sistema es lavar las ventanas con una gamuza mojada y después pulirlas con otra seca. Nunca lavéis las ventanas mientras el sol dé en ellas, pues no podréis cercioraros de si están bien limpias o no.

Limpieza y pulimento de objetos de metal

Los cuchillos se limpian generalmente con polvo de tiza. Frotadlos lo más que podáis, es el mejor consejo que yo puedo daros, lo mismo os digo de los objetos de metal para los cuales podéis usar algún líquido de los que se venden para el objeto.

Limpieza y pulcritud

La mejor prueba de que los Lobatos son buenos ordenanzas domésticos será que conserve limpia la cueva de su Manada, la cual deberá ser una maravilla de limpieza y pulcritud. constituyendo la envidia del Jefe de Tropa. el cual desearía que sus Scouts hubieran obtenido esta Especialidad para que hubieran aprendido a tener verdadero amor al orden.

Otra prueba consistirá en el aspecto que guarden los zapatos y botas de los Lobatos todos los días y no sólo en las grandes solemnidades. Pero sobre todo habrá que tener en cuenta la opinión de las mamás, cuando el jefe de Manada las visite, pues el muchacho que se haya hecho acreedor a la Especialidad arrancará de su mamá el comentario espontáneo de que no hay nada en el mundo que haga a un muchacho más cortés, más servicial y más educado que la Manada de Lobatos.

Estas pruebas son continuas, no se pasan por medio de una prueba. pero, por supuesto, habrá también que tener algún examen. Así pues, los Lobatos hagan que su Sinodal realmente guste de la taza de té que le preparen y que se ponga de buen humor al examinar la chimenea, las ventanas y aun las patatas preparadas por vosotros.

No hay necesidad de sugerir juegos por medio de los cuales los Lobatos puedan practicar estas cosas. Se oye con frecuencia hablar de que los niños juegan a la casita, pero los Lobatos no necesitan jugar, ellos hacen las cosas real y verdaderamente. El hacerlas los fascina más que cualquier juego.

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