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Manual de Lobatos
Especialidad de Atleta

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CAPÍTULO DÉCIMO PRIMERO

ESPECIALIDAD DE ATLETA

Yo os he dicho algo con anterioridad en la Décima y en la Decimo cuarta Dentelladas acerca de cómo debéis conservaros sanos y fuertes. Si vosotros deseáis ser atletas necesitaréis seguir los consejos que ahí os he dado y hacer cuanto podáis. por medio de los ejercicios que os he sugerido. para adiestraros.

Nadie puede ser atleta si no tiene su corazón, sus pulmones, su estómago y sus nervios en buenas condiciones.

Las pruebas que se requieren para la Especialidad de Atleta difieren según la edad del Lobato, ya que sería un absurdo imaginar que un niño de 9 años puede saltar tan alto como uno de 11 y siempre es de desearse que un niño de 9 años que haya ganado su Segunda Estrella, trate de ganar también esta Especialidad que lo ayude para hacer que su cuerpo crezca y se fortalezca. Si un Lobato ha obtenido esta Insignia antes de llegar a los 10 años de edad, tendrá naturalmente que volverla a pasar con normas más altas después de esa edad. Esto se hace en justicia hacia los otros Lobatos que han obtenido la misma Insignia.

Carreras de velocidad

No hay mucha necesidad de consejos con respecto a vuestro entrenamiento. El Lobato tendrá que practicar por sí mismo, pero nunca deberá tratar de correr demasiado aprisa o saltar demasiado alto en un principio, pues si lo hace se puede causar daño. Hay que aprender a correr sobre la punta de los pies, con éstos apuntando hacia adelante, no volteados hacia los lados; guardando el cuerpo en equilibrio, conservando los brazos juntos a los flancos y sin que se muevan demasiado, con la cabeza hacia arriba. No hay que forzar el paso demasiado, por el contrario, hay que desarrollar un paso uniforme que no cause esfuerzo. Poned especial atención a vuestra respiración, desarrollad vuestros pulmones con la práctica diaria de respiración profunda.

Salto de altura

Cuando practiquéis salto de altura adoptad el sistema que os sea más fácil ya sea éste correr perpendicularmente o de lado. Ya habrá tiempo después para descartar el estilo natural que adoptéis y tomar aquel que más convenga. Nunca corráis demasiado aprisa para dar el salto, sino despacio y tranquilamente y hacedlo apoyando sobre los dedos de los pies. Pronto aprenderéis a saber a qué distancia de la barra deberéis saltar. Tened cuidado también, de caer sobre las puntas de los pies y de doblar las rodillas hacia fuera al caer. Si vosotros dobláis las rodillas de cualquier modo podéis dar con vuestra barba contra ellas y eso duele muchísimo, especialmente si tal ocurre cuando vuestra lengua se encuentra fuera entre vuestros dientes. Siempre conservad la boca cerrada y acordaos de conservar la lengua bien detrás de los dientes.

Salto longitudinal

Siempre es preferible adquirir gran velocidad antes de principiar a dar este salto, pero deberéis practicar a saltar lo más cerca de la raya, sin pisarla. Tal cosa es muy difícil al principio, pero se adquiere con práctica y sin saltar a grandes distancias hasta que no se ha adquirido la práctica de principiar en la marca unas 5 ó 6 veces. Enseguida aprended a saltar alto y no a corta distancia sobre el piso. Si colocáis una rama sobre el piso a metro y medio o a dos metros y os hacéis el propósito de pasar sobre ella, pronto aprenderéis la forma adecuada.

Escalada

Al aprender a escalar una cuerda, principiad por asiros a la cuerda con la mano derecha lo más alto que podáis, colocando luego la mano izquierda debajo de la derecha, y colgándoos de ambas manos doblad vuestras piernas tan alto como podáis asiéndoos con las rodillas de la cuerda y más aún con el empeine de un pie y la planta del otro. Cuando estéis seguros de estar bien asidos con los pies, doblad los brazos levantando el cuerpo hacia arriba derecho y a lo largo de la cuerda. Entonces con las manos lo más alto que os sea posible, asíos de la cuerda tan firmemente como podáis. Enseguida moved la izquierda hasta ponerla junto a la derecha, asiéndoos con las dos manos y pudiendo dejar de asiros con los pies y levantando éstos para volver a asiros de la cuerda más arriba como lo hicierais al principio. Al bajar por la cuerda nunca la dejéis deslizarse entre vuestras manos, pues os quemará la piel, bajad el cuerpo hasta quedar con los brazos enteramente extendidos asiéndoos a la cuerda con las rodillas y los pies y entonces bajad vuestra mano izquierda hasta que quede frente a vuestro pecho y luego la derecha a que quede junto a la izquierda. Procurad asiros bien con ambas manos y entonces soltad los pies y dejad que vuestro cuerpo se deslice hacia abajo hasta que vuestros brazos queden totalmente extendidos. Repetid esta operación hasta que de nuevo toquéis el suelo con los pies.

Pararse sobre la cabeza

Lo mejor es practicar este ejercicio contra un muro y consiguiendo alguien que os ayude a guardar el equilibrio sin caeros para atrás. Colocad vuestras manos una al lado de la otra sobre el piso a 45 cms. del muro. Poned vuestra cabeza sobre el piso en medio de las manos y enfrente de ellas; lanzad enseguida vuestras piernas hacia arriba, primero la derecha o la izquierda según os acomode. Si lanzáis las piernas con demasiada fuerza el muro evitará que pasen de la vertical. Si no lanzáis con suficiente fuerza tendréis que ensayar nuevamente, pero la práctica os hará ver pronto qué tan fuerte deberéis patear para que vuestras piernas vayan solamente hasta donde deben ir. No abandonéis la empresa ya que es sencillo y fácil llevarla al cabo y aun cuando parece extraño andar de cabeza, pronto os acostumbraréis a ello. Después de un rato ya podéis practicar sin necesidad del muro, sobre el pasto o sobre una carpeta. Si sentíis que habéis perdido el equilibrio, tratad de caer de lado y así no os haréis daño. Nunca caigáis de espaldas, pues eso os puede ocasionar daño tontamente.

Dar vueltas de rueda

Este ejercicio es fácil de llevar a cabo. Corred durante un pequeño tramo, doblad el cuerpo hacia la derecha, colocad la mano derecha sobre el piso y dejad que el resto del cuerpo la siga en línea recta. La mano izquierda llegará al piso por sí misma antes que la derecha, enseguida el pie izquierdo y luego el derecho. Este mismo ejercicio lo practicaréis por el lado izquierdo. Es preferible tener alguna persona mayor junto a vosotros al principio para que os ayude, pero muy pronto ya no necesitaréis de ella. No tratéis de dar demasiadas vueltas en una sola vez, pues esto sería tan tonto como los que tratan de permanecer parados de cabeza durante mucho tiempo.

Prácticamente todo Lobato encontrará esta prueba de atleta muy dentro de su capacidad, pero por poco que os parezca correr 60 metros en 10 segundos, no tratéis de correr 70 en el mismo tiempo. Hay necesidad de contentarse con la prueba tal como se os da y no de superarla, pues si vosotros tratáis de hacer esto último, podéis causaros un daño que os impida hacer ejercicios por mucho tiempo.

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