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Capítulo 11
Más sobre Malasia

Estoy en Kuala Lampur, al escribir esto, ¡qué nombre más curioso!; traducido significa "boca de fango", ya que la boca del río se inclina en ese sentido. Pero desde donde estoy sentado en el sombreado pórtico, no se puede ver ningún río. Estamos arriba en la parte superior de una colina, y tenemos una magnífica vista sobre colinas y valles cubiertos de espesos bosques y plantaciones de caucho y palmas, mientras que al rededor hay grandes montañas, que se ven azul obscuro en la distancia.

En el lugar en el que estuvimos ayer, Kuala Kangsar, había también una maravillosa vista, había un río muy ancho que hacía un paisaje encantador con colinas arboladas en ambas orillas. Malasia es un país precioso, pero un poco caliente.

Mientras estábamos allí, fuimos a ver el palacio del Sultán. Es un palacio precioso, construido en estilo muy modernista, pero coronado con media docena de domos dorados, pintados de rosa.

Aunque está magníficamente amueblado, el Sultán no lo vive, prefiere su viejo bungalow malayo que está cerca (me dijo una dama malasia que tiene una fina cama europea muy hermosa, hecha en Francia al estilo de hace 150 años, pero ella no la usaba para dormir, ¡ella prefería acostarse debajo de ella!. Esto no esta conforme al gusto).

Éste es solamente el Sultán de uno de los estados malasios. Hay nueve estados, cada uno con un Sultán y un Residente Británico como consejero.

Cuatro de estos estados son británicos, sus sultanes han hecho alianza con el rey Jorge. Éstos se llaman Estados Malayos Federados. Los cinco restantes están bajo el protectorado de Gran Bretaña.

A más de estos nueve estados, hay otros tres gobernados por gobernadores británicos y son llamados establecimientos o colonias. Estas colonias británicas se conocen como Establecimientos del Estrecho, y son Penang, Malaca y Singapur (por ejemplo, uno de los Estados Federados es Perak, pero cuando hables de él, no lo llames Perak, sino Peera; también la forma de pronunciar Selangor es Slanger).

Para viajar de Penang a Kuala Kangsar, sales de Penang en un barco de vapor y cruzas el brazo del mar de unas cuatro millas a la estación del ferrocarril de Pral, en tierra firme.

El tren corre por millas sin fin, de plantaciones de caucho, espesa jungla y campos de arroz ocasionalmente en medio de montes boscosos y rocas escarpadas, todo muy pintoresco, pero húmedo y muy cáliente.

Los arrozales son campos de lodo, regados con agua y plantados con arroz. Los nativos no siembran el arroz, sino que crece por sementeras, y entonces plantan cada planta en el lodo para que crezca. La totalidad de los arrozales se ven como vastos campos de trigo tierno, pero parece ser un gran trabajo plantar un campo de trigo.

No obstante, los chinos y los malasios trabajan en esto pacientemente, y poco a poco logran plantar toda la cosecha.

Ellos hacen lo que yo te he dicho con frecuencia que es lo correcto; ellos se pegan al trabajo, aunque a primera vista parece imposible, y así lo hacen con éxito al final.


Casa malaya

Recuerda que cuando se te da una tarea difícil de realizar te debes pegar a ella hasta tener éxito.

En las plantaciones y en los bosques dc malasia se pueden ver, sin fin, pequeñas cabañas que se ven muy pintorescas y confortables.

Éstas están construidas principalmente de madera ligera, con techos de hojas de palma y en pilotes altos sobre el piso, seguros de las panteras, las serpientes y amenazas similares.

Con frecuencia viene la inundación, pero las casas no sufren muchos daños en su construcción. Todavía, en algunos casos, cuando la corriente está muy fuerte, las casas flotan y se van, pero sus maderos principales están tan bien unidos unos con otros que no se hacen pedazos, y los hombres en cuadrillas las arrastran de regreso al lugar al que pertenecen.

No sé si las madres y los niños se sientan dentro durante el viaje; pienso que ellos están arriba en la copa de algún árbol, ya que los malasios son hábiles para construir chozas arriba en las ramas.

Verdaderamente los malasios son personas muy hábiles, y los muchachos son excelentes scouts activos, valientes y con muchos recursos.

Hablando de ingeniosidad, hoy me contaron acerca de una astucia muy útil hecha por un boy scout de Malasia. El estaba en la jungla con un compañero y el compañero fue picado por una víbora.

El scout le aplicó bien los primeros auxilios, le puso un torniquete arriba de la picadura para prevenir que el veneno subiera a la sangre y succionó la herida. Entonces él quiso llamar a otros scouts para ayudarlo.

Él perforó un pequeño agujero en el fondo de una fruta vacía e hizo pasar un cordel rugoso hecho de una enredadera, a través de él, siempre scout, y mojando sus dedos lo hizo correr hacia arriba y hacia abajo en el agujero bien cerrado, y así hizo un fuerte sonido con el cual le era posible trasmitir en Morse a través de la selva.

Otro bonito rasgo de la cortesía de los malasios. Cuando vino un buque de guerra británico a Singapur, el equipo de fútbol malasio hizo arreglos para jugar con el equipo del barco. Se les dijo a los malasios que de ninguna manera perdieran su compostura si les hacían un gol o si eran golpeados, por lo que se portaron muy bien. Pero fueron un poco adelante, ya que cuando alguno de los adversarios era golpeado o se resbalaba, los malasios dejaban la pelota e iban a buscar a su asistencia. ¡Así era su cortesía!.

Alrededor de dos terceras partes de Malasia son montañas y jungla, con muy pocos habitantes, y éstos son salvajes, llamados Sala. Ellos no son belicosos y el arma de sus jefes es un tubo para soplar, como de siete pies de largo, por medio del cual arrojan un dardo que es como del tamaño de una aguja de coser, la punta de ésta es muy rugosa y untada con veneno. Ellos cazan aves y pequeños animales, como ratas, para comérselos, y son buenos cazadores.

En las vastas selvas hay, desde luego, multitud de animales salvajes, y aunque no los ves desde el ferrocarril, no están muy lejos.

Se nos enseñó una estación que había sido destrozada por elefantes salvajes, y en otro lugar se nos dijo que, en el entorno de cinco millas, había muchos tigres, y las panteras negras y los leopardos se ven con frecuencia no lejos de las ciudades y las villas. Hay también rinocerontes en el bosque y cocodrilos en los ríos, por lo que Malasia es, todavía, un excitante lugar para vivir.

Al mismo tiempo es un país de los más civilizados. Cada estación a lo largo de la vía del ferrocarril está limpia, con plantas frescas y elegantes jardines de brillantes flores. Las ciudades están con un excelente orden, ya que las calles y los caminos están limpios y cuidados. Solamente encontre un pedazo de papel de estaño de un chocolate, mientras que en Inglaterra hubiera encontrado bolsas de papel, colillas de cigarros, cáscaras de plátanos y, desde luego, viejos periódicos.

Tenemos algo que aprender de estas personas.

Por ejemplo, sus policías que están para regular el tráfico en los cruceros, se colocan una tabla negra y blanca atravesada en la espalda, por lo que cuando dan la vuelta, cierran el camino detrás de ellos, y pueden usar ambas manos para señalar el resto del tráfico.

Los policías son en su mayoría Sikhs del norte de la India, son sujetos muy honrados y Barbados.


¡Alto!, un policía de tránsito malayo

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