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Siempre Scout
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UN SCOUT OBEDECE ÓRDENES de sus padres, Jefe de Patrulla, o Jefe Scout, sin preguntar.
Aunque reciba una orden que no le guste, un Scout debe hacerlo como un soldado o un marino, o hacerlo como si lo recibiera de su entrenador en un partido de fútbol, él debe obedecer de cualquier manera porque es su deber; después de haber obedecido puede venir y expresar sus razones en contra; pero debe obedecer la orden de inmediato. Esto es disciplina.
JUEGA EL JUEGO
Supón que estuvieras jugando en la posición delantera lateral en un partido de fútbol, tuvieras la pelota y hubiera una buena apertura para que hicieras una carrera, cuando de repente oíste la voz de tu capitán gritándote: "¡Centro!", ¿qué harías?, ¿seguir tú con la pelota o pasarla al jugador del centro?
Por supuesto tú obedecerías la orden del capitán y la pasarías.
¿Por qué?.
Porque sabes que si cada compañero juega el juego para su propia diversión y gloria, su bando nunca ganaría, el equipo estaría por todas partes.
Para prevenir esto, cada jugador tiene un cierto lugar asignado en el campo, el capitán, quien es puesto por ver mejor cómo se desarrolla el juego, es capaz de dar direcciones que ayudarán a su equipo a ganar.
Claro está, el éxito depende de que cada jugador obedezca eficiente y convenientemente las órdenes del capitán.
No es sólo en fútbol o en hockey que este sistema trae buenos resultados, sino en todos los juegos de la vida.
Lo vemos ahora a gran escala en el frente, en el gran juego de la guerra, donde los hombres obedecen las órdenes de su capitán, no sólo cuando les es conveniente hacerlo, pero frecuentemente cuando significa peligro o la muerte para ellos. Pero al hacerlo ellos bien saben que, aunque se sacrifiquen ellos mismos, están ayudando a su bando a ganar y ése es justo el espíritu correcto para jugar el juego de la vida.
Así que, aun en cosas pequeñas, háganse el hábito de obedecer órdenes, les guste o no hacerlas.
Si pueden así hacerlo como en una práctica diaria en pequeñas cuestiones como obedecer a sus padres en casa, o a su guía de Patrulla cuando estén de exploración, la obediencia se convertirá en algo natural para ustedes en los deberes mayores de la vida, entonces sus camaradas y superiores los verán como hombres de gran valor, a quienes se les pueda confiar que jueguen en su posición y en quienes jueguen el juego obedeciendo las reglas y a su capitán, no para su propia glorificación sino para que su bando gane.
DISCIPLINA BRITÁNICA
Hace ciento treinta años cuando Gibraltar estaba siendo sitiada por mar y tierra por franceses y españoles, las tropas inglesas que valientemente sostuvieron la plaza por tres largos años, fueron finalmente relevados por la flota doméstica. Aunque hubo muchos que se querían rendir y que estaban fastidiados de todo esto, el General Elliot, comandante de la guarnición, mostró una determinación tan tenaz e insistió en una disciplina tan estricta, que mantuvo junta a toda la guarnición.
Sus medidas de defensa fueron tan exitosas que todos los hombres comprendieron que el camino hacia la seguridad y éxito era una estricta obediencia a sus órdenes. De hecho, fue un caso en que la obediencia ganó la batalla. Ellos admiraban y querían al viejo general, por su tenacidad, humanismo y por su sentido del humor.
En una ocasión un hombre se aventuró a desobedecer una orden que le había sido dada, cuando fue traído ante el comandante el General dijo que si un hombre podía desobedecer una orden en un momento tan crítico no podía estar cuerdo; debía estar loco. Así que ordenó que al ofensor se le aplicara el tratamiento convenido para los lunáticos. Su cabeza debía ser rasurada, debía ser ampollado, sangrado y puesto en una celda acolchonada, con una dieta ligera de pan y agua y también se rezaría por él en la iglesia.
Bueno, pues el General estaba en lo correcto. Si un hombre no puede obedecer órdenes cuando hay peligro para todos, deber estar loco. Pero es difícil para un hombre ser obediente en tales tiempos si nunca aprendió a obedecer en tiempos normales, ésta es la razón por la que se mantiene una disciplina tan estricta en la Armada y en la Marina en tiempos de paz.
Se enseña a los hombres a obedecer con el mayor cuidado y sin vacilación aun las órdenes más pequeñas, hasta que se forma tal hábito en él que cuando se le da una orden, grande y peligrosa, la obedece sin objeción. Y cuando se puede confiar en todos para obedecer órdenes, es cosa fácil ser el comandante para maniobrar su tropa, conducirlos a una batalla y tener alguna oportunidad de éxito.
¿Recuerdan la historia que les conté en "Escultismo para Muchachos" acerca del barco Birkenhead, en el cual la disciplina y la obediencia eran tan espléndidamente manifestadas por los soldados? El barco llevaba 630 soldados con sus familias y 130 hombres de mar. Una noche cerca del Cabo de Buena Esperanza se cruzo con una roca y empezó a romperse.
Inmediatamente los soldados, a medio vestir pues venían de sus hamacas, fueron formados en la cubierta.
A algunos se les dijo que fueran a sacar los botes y que subieran a las mujeres y los niños, a otros se les ordenó que fueran por los caballos, los sacaran del establo y que los bajaran al mar, para que pudieran tener la oportunidad de nadar hacia tierra.
Cuando se había hecho todo esto, se descubrió que no había suficientes botes para todos, así que se les ordenó a los hombres que permanecieran en sus filas en cubierta, mientras que las mujeres y los niños se alejaban del barco que se hundía, con un grupo de hombres para que remaran.
No se habían alejado demasiado los botes cuando el barco se partió en dos y empezó a hundirse. El capitán gritó a los hombres que brincaran al mar y que se salvaran por sí mismos, pero el Coronel, Coronel Seaton, interrumpió al capitán, ordenó a los hombres permanecer parados donde se encontraban y que guardaran filas, pues vio que si nadaban a los botes y trataban de subir probablemente los hundirían también.
Así que los hombres permanecieron en su filas, mientras el barco se volteaba y hundía, lanzaron vítores y se hundieron con él.
De los 760 a bordo sólo se salvaron 192, pero aun éstos se hubieran perdido de no haber sido por la disciplina y autosacrificios de los otros al obedecer la orden de guardar filas y de no tratar de llegar a los botes.
Así pueden ver el valor de la disciplina durante una crisis difícil o momento de peligro.
El Gran Duque de Wellington, quien fuera Comandante en Jefe de la Armada Británica, cuando describía este acto heroico en el Birkenhead, puso muy en alto la disciplina de los hombres pero no alabó su bravura. Fue valiente de su parte, pero él consideró que todos los británicos son valientes por naturaleza. Pero la disciplina es otra cosa; debe ser aprendida.
En una batalla o en un gran peligro un hombre valiente puede ser muy útil, pero si sólo hace lo que le viene en gana no es ni la mitad de lo valioso que puede ser un hombre que, además de ser valiente, aprendió a obedecer de inmediato cada orden.
Observen a los bomberos trabajar. Todos son mucho muy valientes; a todos les gustaría estar hasta la punta de la escalera combatiendo las flamas, pero su disciplina les hace trabajar en diferentes tareas, cada uno desempeñándose en su lugar, obedeciendo órdenes, y haciendo su parte para que el fuego pueda ser apagado, no porque pueda ganar una gloria en especial o por una estimulación para sí mismo.
Aun en las calles hay disciplina. El policía regula el tráfico para que todos los vehículos que circulan en una dirección se mantengan de un lado de la calle y así permitir que el tráfico en la dirección opuesta siga fluyendo por el otro lado. Pero si el conductor de un ómnibus no se sintiera inclinado a obedecer las órdenes y se precipitara por su propio camino sin importarle por cuál lado de la calle iba siempre y cuando fuera a la cabeza, en poco tiempo habría accidentes demoras, y todo el tráfico se trastornaría.
Si tú haces negocios con un gran número de personas, es útil por el bien de todos que obedezcas órdenes de aquellos que son superiores a ti en autoridad. Si los decanos pueden estar seguros que sus asistentes llevarán a cabo sus órdenes, entonces ellos podrán llevar los asuntos apropiadamente.
La disciplina es necesaria en todas partes, pero es necesario aprender, mientras se es joven, a desempeñarla en cosas pequeñas, para que puedas hacerlo cuando tengas la oportunidad en una gran dificultad o peligro. Para hacer esto, se necesita, en primer lugar, poder imponerse a uno mismo.
Un soldado no va a la batalla por que le gusta. Es un lugar peligroso y se siente inclinado a huir; pero se impone a sí mismo y dice: "Debo ir, pues me guste o no, es mi deber".
Cuando sus oficiales le dan las órdenes de atacar al enemigo, probablemente él se sienta aún más deseoso de irse en la dirección opuesta, pero se domina y se dice: "Debo obedecer la órdenes de mis oficiales".
Los oficiales obedecen las órdenes del general y así toda la fuerza se mueve a todas partes para atacar, simplemente por el espíritu de disciplina, cada hombre se dispone a hacer su parte correspondiente para que, aunque pierda la vida, su lado gane la batalla.
Así debe de ser con ustedes cada día. Tendrán sus obligaciones qué cumplir, aun cuando, por el contrario, quieran hacer lo que les plazca, como ponerse a jugar; pero tendrán que ordenar e imponerse a sí mismos a hacer, en primer término, su obligación y divertirse más tarde.
Cuando logren hacer esto, cuando siempre obedezcan con gusto y prontamente las órdenes de su oficial, en cosas pequeñas al igual que en mayores, pronto verán que se ha convertido en un hábito en ustedes y no en una molestia, así que cuando llegue el tiempo de llevar a cabo una orden difícil o peligrosa la podrán cumplir de inmediato, sin titubear y con completo éxito para el bien propio, esto es, para el bien de tu negocio, o de tu país, sin pensar en la dificultad o el peligro para ti.
Para los Scouts, su "Deber" es hacer todos los días una buena obra a alguien. Su "Disciplina" hace que se mande a sí mismo a hacerlo, aun cuando pueda ser fastidioso o peligroso y no haya nadie para verlo. Tú lo haces porque es tu deber y se te confía hacerlo bajo tu palabra de honor.
UN SCOUT DESOBEDIENTE
En una ocasión tuve un scout valiente en mi tropa en la guerra de Sudáfrica. Era un hombre valiente y un scout activo, pero no era bueno en obedecer órdenes, al final esto le costó la vida y dañó nuestros planes.
Tuvimos noticias de una fuerza enemiga que no sabía de nuestra presencia en esa parte del país. Así que nos escondimos, pretendiendo sorprenderlos y capturarlos cuando se acercaran.
Las órdenes eran que no se hiciera ni un solo ruido y que ningún hombre se mostrara. Éstas órdenes fueron fielmente cumplidas, excepto por este scout. El creyó saber más que los otros, y se deslizó, sin ser visto, para ir a ver al enemigo que se aproximaba.
Pronto él observó un scout y le disparó; el scout enemigo devolvió los disparos, después de un corto duelo ambos cayeron mortalmente heridos.
Pero el ruido de sus disparos dio la alarma a las fuerzas enemigas; llegaron más al lugar, al encontrar allí al scout británico, naturalmente supusieron que había más en las cercanías, así que tomaron todas las precauciones, mandaron scouts en todas direcciones, entonces, siguiendo nuestras pistas, por fin descubrieron nuestro escondite y alertaron a su bando, que entonces pudo escapar.
Si tan sólo mi scout hubiera aprendido, cuando niño, a obedecer órdenes, habría hecho una gran diferencia para él en ese día, para nosotros y para el enemigo.
UN TEXTO SCOUT
A continuación un texto que puede ayudar a los Scouts a disciplinarse a sí mismos:
MASCAR CHICLE
Si sus mandíbulas necesitan ejercicio.
Éste es el consejo que le dio un mercader que levantó por sus propios medios a su hijo. Él le dio a entender, que no ejerciten sus mandíbulas hablando si no tienen nada importante qué decir; no hablen por el mismo hecho de hablar y sobre todo, no discutan cuando les dan una orden.
Como ustedes saben, los chicos son muy aficionados a hacer una serie de preguntas tontas. Antes de hablar deben pensar si lo que van a decir es realmente necesario o no, entonces si no lo es, no desperdicien palabras y la atención de otras personas. Si tú sientes que debes mantener en movimiento tu mandíbula, nuestro amigo americano dice "masca chicle".
EL REY SILENCIOSO DE ASHANTI
En la expedición a Ashanti, en la Costa de Oro, África del Este, cuando capturamos al Rey Prempeh, llevaba en su boca una especie de nuez que parecía un puro grande y grueso. Descubrimos que hacía esto para evitar hablar demasiado.
Si se sentía inclinado a hacer algún comentario sin sentido, o al calor de un argumento dejar salir una opinión precipitada, no podría hacerlo sin antes sacar de su boca el impedimento y esto le daba tiempo de pensar dos veces lo que iba a decir.
Pienso que sería bueno si cada uno de todos los sujetos malhumorados llevara una clase de estas nueces en la boca, así que cuando repentinamente quisiera dejar salir una descarga de abusos le diera tiempo para pensar y parar.
SCOUTS GRITANDO EN WIMBLEDON
Escuché de una dama que cuando viajaba en el Wimbledon Common, se cruzó con un grupo de Boy Scouts. Descubrió su paradero por su gran bullicio; así que como era la esposa de un dirigente, sabiendo mucho acerca del Escultismo, se aproximó a los Scouts y les dijo justamente lo que yo les hubiera dicho, que a menos que practiquen el silencio en todo tiempo, se olvidarán hacerlo en alguna ocasión importante y se traicionarán a sí mismos.
Los Scouts deberán hablar en voz baja y silenciosamente, también deberán moverse silenciosos y ligeros.
Recuerden que en un día tranquilo o en la noche se pueden oír las pisadas pesadas desde una gran distancia, aun en el campo y mucho más en una calle o en una casa. Así que practiquen siempre pisar ligero y sutilmente así pronto adquirirán el hábito de los Scouts de moverse sin ser escuchados.
Oí de un oficial en el frente que deplora que dos viejos Scouts que tenía con él hayan sido muertos o heridos. Encontró que los soldados ordinarios no se movían silenciosamente en la noche, así que no le eran útiles. ¡Ahora tiene a un ex ladrón como la mejor opción después de un ex Scout!
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